Una nueva etapa hacia las elecciones, por Fernando Carvallo [COLUMNA]

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El próximo 28 de julio, día del bicentenario de nuestra Independencia, el Perú tendrá un nuevo presidente y Martín Vizcarra podrá ser sometido a la justicia, como el resto de los ciudadanos. La Fiscalía le ha abierto una investigación preliminar por tráfico de influencia y obstrucción a la Justicia en el caso del cantante Richard Swing, pero desde ayer sabemos que existe además una imputación contra él por una supuesta coima pagada por empresas constructoras cuando era gobernador regional de Moquegua. Vizcarra ha señalado que se trata de una nueva maniobra para intimidarlo y niega la veracidad del testimonio que remite a hechos que habrían tenido lugar el 2014. El presidente no puede ser acusado mientras personifique la nación. Pero desde ya, UPP ha anunciado que presentará una nueva moción de vacancia. Por ahora los voceros de las bancadas más grandes exhortan a la ponderación y a despolitizar los temas judiciales, pero la iniciativa del partido de Antauro Humala podría favorecer una nueva polarización, lo que sería perjudicial para las tareas pendientes: la lucha contra la pandemia y la organización de elecciones que nos permitan, finalmente, tener autoridades por encima de toda sospecha. Por ahora debemos evitar dos excesos igualmente nocivos, con frecuencia inspirados por pasiones políticas: dificultar la investigación y dar como ciertas las acusaciones antes de disponer de pruebas.

El día de hoy, a seis meses de las elecciones, vence el plazo para que renuncien los funcionarios públicos que quieran ser candidatos. Hoy vence también el plazo para formalizar alianzas, aunque hasta este momento ningún partido ha inscrito su participación en alianza con otro. El Jurado Nacional de Elecciones tendrá que dirimir algunos reclamos internos en partidos como Todos por el Perú y pronunciarse también sobre un tema que ha vuelto a ser planteado por algunos congresistas: la reelección.

En suma, desdichadamente nuestra vida política transcurre bajo el espectro de la corrupción, con electores expuestos a la incertidumbre y tomando nota del comportamiento de los partidos en el Congreso. Por ejemplo, a propósito de la reincorporación de miles de maestros que no se presentaron a los exámenes de selección o que reprobaron esos exámenes. La mayoría de los congresistas optó por no escuchar los informes del ministerio y vulnerar el principio de la meritocracia. El tema dará lugar a una nueva fricción con el Poder Ejecutivo que ha reiterado su compromiso con una reforma educativa, que, una vez más, se halla fragilizada por el populismo del Congreso.

Las cifras epidemiológicas siguen mejorando, así como la mayoría de indicadores económicos. Salvo uno: el desempleo. El economista Elmer Cuba sostiene en El Comercio que “el empleo formal será lo último en recuperarse”, aunque anticipa que el próximo presidente recibirá una economía que “rebotaría un 40% en el segundo trimestre del 2021”. Cuba sostiene que “el principal incentivo que se puede dar al empleo formal es bajar los costos de la formalidad, pero acá está el famoso fallo del TC que hace que en el Perú sea muy difícil ser flexible. Eso es diez veces más importante que un subsidio transitorio”, concluye. También el economista Richard Webb aborda el tema del empleo, pero lo hace para criticar que no hayan estudios sobre “el terreno sin dueño” de las complejidades sociales del mundo de los trabajadores, tema “demasiado sociológico para los economistas y demasiado económico para los sociólogos”. Por ejemplo, dice Webb, “más de la mitad de los campesinos viaja para realizar trabajos temporales lejos de su chacra”. Webb muestra optimismo sobre las lecciones que nos dejará el covid, como “el acercamiento a la población trabajadora”, lejos de fórmulas heredadas e ideas rígidas que no corresponden a la realidad del mundo del trabajo.

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