Juan Carlos Celis, médico infectólogo, indicó que la enfermedad es muy parecida al dengue, excepto que la fiebre amarilla "puede tener una mortalidad de 50 hasta 60 %". Además, refiiró que van 37 casos reportados en el país.
El médico infectólogo Juan Carlos Celis, en diálogo con RPP, advirtió de un alarmante incremento de casos de fiebre amarilla en nuestro país, en lo que va del año, principalmente, en comunidades nativas de las regiones Amazonas, San Martín, Loreto, Huánuco, Junín.
El especialista indicó que esta enfermedad tiene características muy similares al dengue, incluso, se transmite por el mismo mosquito, pero se diferencia por su alta tasa de mortalidad.
"Esta enfermedad es muy parecida al dengue […], es transmitida también por un mosquito. De hecho, el mismo mosquito que transmite el dengue en las ciudades también puede hacer lo mismo con la fiebre amarilla. Pero, afortunadamente, no hay brotes urbanos de fiebre amarilla hace muchos años y lo que tenemos es un brote básicamente en comunidades nativas y campesinas de Amazonas, San Martín, Loreto, Huánuco, Junín", precisó.
"¿Qué es lo que hay que saber? A diferencia del dengue -que tiene una mortalidad muy baja de 0.1, 0.2 %- la fiebre amarilla puede tener una mortalidad de 50 hasta 60 %, que se ha reportado en el Perú y eso es lo peligroso de esta enfermedad", resaltó.
Según Celis, hasta ayer, sábado, se ha registrado 12 muertes en nuestro país por esta enfermedad, de un total de 37 casos reportados en 2025.
"De los 37 casos que se ha reportado en Perú, tenemos, hasta la actualización de ayer, 12 fallecidos. La mayoría en Amazonas, San Martín, Huánuco, Loreto. Lo que llama la atención es el aumento respecto a los años anteriores [...] En Amazonas, tenemos ocho [fallecidos]; en San Martín tenemos tres; y en Loreto, uno", aseveró.
"Las tasas de vacunación de fiebre amarilla están muy bajas"
Celis indicó que la fiebre amarilla es una enfermedad que puede prevenirse con vacunación, por lo que no deberíamos tener más de una decena de muertos. Sin embargo, advirtió de la disminución de la tasa de personas inoculadas, sobre todo en regiones de la selva.
"Esta enfermedad es prevenible por vacuna y no está bien, digamos, que tengamos tasas de fallecidos como 12 en este año, teniendo una enfermedad que es prevenible por vacuna, que es gratuita en los establecimientos de salud. Las tasas de vacunación de fiebre amarilla están muy bajas", aseveró.
"Los reportes que hay en 2023 hablan de 60 % [de población vacunada] y, en comunidades campesinas y nativas, zonas de frontera, donde están la mayoría de los casos, pues prácticamente no llegan al 30 %. Y ese es el problema fundamental que debemos solucionar, y llamar la atención también a los viajeros, a las personas que trabajan en las zonas. Por ejemplo, en San Martín es un clásico, sabemos que todos se dedican al cultivo y se van a zonas de cultivo. Es cierto que también, en Loreto, hay personas que se van al cultivo de la coca, al narcotráfico y ocasionan este movimiento de personas a zonas muy alejadas y se van sin vacuna y eso está aumentando, no solamente en Perú, como repito, lo mismo está pasando en Brasil y Colombia, está aumentando la mortalidad por fiebre amarilla y de eso está llamando la atención el Ministerio de Salud y la OMS también", explicó.
En ese sentido, remarcó que existen problemas logísticos para transportar las vacunas, lo que no ha podido solucionarse debido al bajo presupuesto otorgado por el Ministerio de Salud (Minsa).
"En el Perú, yo diría, especialmente, en Loreto, en las zonas de la Amazonía en general, el problema son las grandes distancias. Ir a vacunar a comunidades del Putumayo, por ejemplo, requiere un gran tema logístico para preservar las vacunas. No es que sea imposible, lo que pasa es que necesitan asignar un presupuesto especial", enfatizó.
"Yo recuerdo mucho en la época del COVID cuando entregábamos un presupuesto para vacunar zonas muy alejadas. Este es un presupuesto oneroso, porque más que la vacuna en sí es preservar la cadena de frío y llevarlo hasta zonas que están a 15, 16 días de viaje, y eso requiere un presupuesto especial que se puede hacer, pero requiere toda una estrategia para llevar esas vacunas a largas distancias donde están las comunidades nativas -awajún, por ejemplo- donde también tenemos temas interculturales que hay que sortear para poder llegar a tasas altas de vacunación", añadió.
Finalmente, Celis resaltó las dificultades que existen para diagnosticar adecuadamente la fiebre amarilla, debido a su gran similitud con dengue.
"El dengue tiene casos asintomáticos y la fiebre amarilla también. El dengue tiene casos que necesitan hospitalizar, casos graves y la fiebre amarilla también. Lo mismo, esta enfermedad puede dar cuadros muy suaves, como hemos tenido hace poco en Iquitos, un paciente que la pasó con un síndrome febril de 5 días, que era fiebre amarilla, y no pasó a la fase grave. También tuvimos un paciente del Putumayo que sí pasó, después de 5 días, a esta fase, que se llama fase de toxemia, donde hizo el famoso vómito con sangre. Literalmente, murió desangrado, amarillo, ictérico, porque hizo esta fase grave", remarcó.
"Esos pacientes que hacen esta fase toxémica, así como los pacientes que hacen dengue con signos de alarma, tienen que manejarse en un establecimiento salud, si es posible en una UCI, porque se complican rápidamente y esa es la dificultad de manejar esos casos en zonas muy alejadas", puntualizó.
Te recomendamos
Video recomendado
Comparte esta noticia