Pese a que la enfermedad lo aquejó a corta edad esto no fue impedimento para luchar y demostrar que los sueños se cumplen.
Una historia de superación y de fe. Esto es la vida del pequeño Josué, un niño arequipeño de solo tres años que pese a su inocencia debe afrontar uno de los episodios más difíciles, una leucemia que padece pero que no lo hace renunciar a sus sueños.
Esto se inició el día que cumplió dos años, el 25 de enero del 2017, día en que su madre, Lupe Lupaca, se enteró de la enfermedad que su hijo padecía. Pese a la dificultad no renunció y lo cuidó, una lucha que persiste hasta hoy.
Tras más de un año de un duro tratamiento entre agujas y las frías paredes del Hospital Nacional Carlos Seguin Escobedo de EsSalud, los médicos le informaron que no había más que hacer, que la enfermedad se encontraba en fase terminal y el tiempo de vida del pequeño se extinguía.
Lupe, no se resignó a esperar la muerte de su hijo, por ello inició una lucha personal que le permita tener a su hijo, comprarle sus medicamentos y brindarle lo necesario por verlo crecer.
Dedicada a la venta de tejidos, lo cual aprendió mientras esperaba largas horas el tratamiento de su hijo, compra lo necesario por el bien de su pequeño, esto luego que el seguro social no cubra conseguirlos.
La alegría del pequeño motivaba a su madre, escucharlo querer dedicarse a conducir trenes hizo que la Fundación Art Atlas lo escuchara y le cumpla el sueño. Por ello, no dudaron en vestirlo como todo un maquinista y manejar una locomotora por los rieles de su natal Arequipa.
Una alegría entre la tristeza, un motivo para sonreír. Josué cumplió su sueño pero esto no hace que renuncie a su vida, sus ganas de continuar lo motivan, lo impulsan y sigue adelante. Su madre espera que su recuperación se concrete pronto.
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