La efervescencia libertaria surgió desde mediados del siglo XVIII y tuvo momentos que vale recordar a cuatro años del bicentenario.
Según el historiador Martin Cabrejos la gesta emancipadora se remonta a 1785 cuando se produjo una revuelta de chiclayanos contra los hermanos Juan José y Juan Alejo Martínez y Pinillos, propietarios de la Hacienda Pomalca, por los abusos contra los indígenas de esta tierra a quienes confiscaban ganado y castigaban duramente por, supuestamente, “invadir sus propiedades”.
La versión de Susan Ramírez relata que, en esta revuelta “se dejó oír el nombre de Túpac Amaru II” y, aunque fue rápidamente repelida, significa una señal de resistencia contra la autoridad colonial.
La sublevación monsufana
También, contra los hermanos Pinillos y Martínez, en 1807, los indígenas de Monsefú se sublevaron por las mismas razones. En aquella ocasión, las autoridades ordenaron a los hermanos Pinillos la devolución de ganado y propiedades confiscadas a los monsefuanos, otras revueltas se produjeron en 1817 en Lagunas y Motupe.
Protagonismo negro
Guillermo Figueroa Luna en su publicación del 2004, afirma que “el 15 de enero de 1804, el procurador indígena Clemente Anto, se subleva después de una “larga y persistente actitud de defensa de sus paisanos”.
En tanto que Martin Cabrejos, agrega que, este movimiento fue apoyado por ex esclavos (zambos, mulatos, morenos) mestizos y plebe (indios forasteros), siendo los reclamos de los amotinados, la defensa del medio ambiente y estar contra la construcción de una tina y curtiembre en la zona urbana de Lambayeque.
Los levantados lograron tomar la Iglesia y el Cabildo, destruyeron la casa del cacique procolonialista Dámaso Temoche e intentaron ocupar la cárcel pública y el local de la aduana. Pero, tras la revuelta, Anto fue encarcelado y una vez libre, murió en la más absoluta pobreza y soledad. Para frenar al movimiento fue necesaria la participación de la milicia realista, pero ideal de libertad seguía firme.
Los negros, protagonizaron similares formas de resistencia a través litigios judiciales contra sus amos, fuga, y revueltas. Siendo en 1784, cuando el zambo José Patrocinio Faya (“Geraldo”) fue injustamente acusado de revoltoso y encarcelado, lideró junto a otros presos, la escapatoria y dar el grito de “¡muera el mal gobierno, que no hay justicia en Lambayeque!”.
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