Alberto Fujimori: Soy inocente y no hay una sola prueba que me condene

"Como dije desde el inicio, soy inocente", con esta exclamación el ex presidente Alberto Fujimori marcó el inicio de su autodefensa en medio de una gran expectativa de los medios de comunicación y sus hijos Keiko y Kenyi, que junto con sus más allegados defensores se encontraban en la sede de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), en el distrito de Ate.

La demora en la llegada de Fujimori no generó impaciencia en la sala sino más bien alimentó el suspenso por escuchar, luego de 15 meses de audiencias, casi 90 testigos y una gran polémica mediática, los alegatos del hijo de japoneses que gobernó el Perú durante dos décadas.

Ya lejos del sillón presidencial, Fujimori ofreció esta vez un discurso parco y sin emociones, tal como se lo advirtió el presidente de la Sala Penal Especial, César San Martín, pero con seriedad y firmeza aseguró su inocencia.

"Basado en mi conciencia, pero fortalecido porque ningún testigo o prueba me ha incriminado. Solo han reiterado lo que siempre manifesté: nadie ha podido aportar ni una sola prueba que eme condene, porque simplemente no existen", dijo el ex presidente que como siempre lució un sastre negro, acompañado de una camisa blanca y corbata oscura.

"Estoy tranquilo, a pesar que mi presión esta un poco alto porque se de mi inocencia y cuento con el respaldo mayoritario del pueblo hacia mi gestión", manifestó.

Keiko es mi sucesora

La mayor parte del discurso de Fujimori se centró en resaltar sus logros y obras de su gestión, como la pacificación del país, a la cual calificó de la "más limpia y eficaz de la historia", el control y eliminación de la hiperinflación, la construcción de escuelas y carreteras en el país.

Indicó por ello que la historia lo reconocerá como ya lo hizo, afirmó, el pueblo que lo reconoce como presidente.

"Y aunque en ese momento no esté presente sé que mi legado permanecerá y lo hará no solamente a través de mi obra física sino a través del legado de paz y desarrollo, de justicia e inclusión un legado para el presente y el futuro del que no tengo duda que continuará mi hija Keiko y por el que seguirá luchando mi hijo Kenyi", apuntó.

Goberné desde el infierno

Fujimori dijo además que a diferencia de sus atencesores, él no se quedó cruzado de brazos y más bien encaró los retos. "No les di la espalda  ni me lavé las manos", espetó luego de hacer alusión a los gobiernos de Alan García, donde debía hacer "largas colas" como millones de peruanos, y el del fallecido ex presidente Fernando Belaunde Terry. "Enviaban directivas desde el despacho pero no se acercaban al a zona del conlicto", subrayó.

"Yo podía decir "disculpen señores pero al igual que mis antecesores no voy a mover ni un solo dedo para acabar con el terrorismo", pero yo sí asumí ese reto", exclamó.

"Dicen que para juzgar a alguien es preciso estar en mi zapatos nadie estuvo en los míos. Nadie supo lo que fue asumir la presidencia y gobernar en la etapa más difícil en los que el futuro de la nación se veía borroso. Tuve que gobernar desde el infierno", puntualizó.

No fue guerra interna

Tomando breves pausas para tomar agua, el ex gobernante rechazó el uso del término "guerra interna" al considerarlo inadecuado para la situación que vivió el país durante el accionar de los movimientos terroristas Sendero Luminoso y el MRTA.

"No acepto que se denomine conflicto interno lo que fue un alevoso ataque terrorista contra la sociedad peruana. Llamarlo conflicto interno no solo seria ofender los miles de peruanos que murieron sin saber porqué, a los soldados, a los ronderos que enfrentaron un movimiento que quería poner de rodillas al Perú", aseveró.