¿Son los jueces demasiado laxos al permitir la liberación de delincuentes?

El miedo se ha apoderado de las personas, el pánico se ha vuelto una constante cuando miramos la televisión. Pero esto no es solo porque sabemos que en cualquier momento nos disparan en la cabeza por un celular. Es el miedo de saber que ese hermano mayor nunca aparecerá para defendernos o para cobrar justicia. Y así nos pasamos la vida, viendo la liberación de tipos que te matan por diez soles.

Y nos indignamos hasta el límite, nos preguntamos ¿por qué? y nos respondemos que no hay argumento válido para ello, que ya es muy aburrida la parafernalia que se montan si, después de todo, “es evidente que es solo por plata que salen”.

Pero la verdad es que no se puede asegurar que es solo por ello, puede haber muchos factores. Los jueces también sienten miedo a la amenaza de un delincuente, o puede darse el caso que ese juez se empecine en doctrinas jurídicas defendiendo lo que a todas luces a nosotros nos parece ilógico e indefendible, rebelándose contra quienes piensen lo contrario.

Por ejemplo, el presidente de la Corte Superior de Justicia, Oswaldo Ordoñez, coloca en el tapete un debate que se vive en el interior del sistema judicial peruano: Una corriente que expresa que el juez debe ser más efectivo y encerrar a sujetos que en flagrante delito caen en manos de las autoridades del orden, y otra que propugna un ejercicio del derecho garantista del debido proceso y que se pliega más a las recomendaciones de los organismos internacionales de no caer en un exceso de carcelería en especial del uso de la prisión preventiva.

“A nivel internacional dicen que en Perú hay un abuso de la detención preventiva, que no deberíamos hacer eso. Entonces hay una corriente que dice que hay que cumplir todos los requisitos que establece la ley y que solo como último ratio se decrete dicha medida”, dice Ordoñez.

Ante esto –sostiene- hay jueces que asumen con mucha devoción esa concepción. Ese sería el caso, solo hipotéticamente claro, de la jueza Haydee Vergara Rodríguez, quien liberó a 52 detenidos, acusados de la usurpación de una vivienda en Lince. Ella, según Ordoñez, argumentó que el Ministerio Público no otorgó todos los elementos suficientes para determinar su prisión. Una jueza demasiado pegada a la norma.

Hace poco en un taller exclusivo para periodistas en el Poder Judicial, el juez de la Corte Suprema de Justicia, Duberlí Rodríguez se manifestó a favor de que los jueces cumplan con todas las garantías del proceso antes de determinar la prisión. El exceso de cárcel no asegura una sociedad más justa. Pero claro, no sabemos su posición con respecto al caso de la jueza Haydee Vergara, aunque podríamos intuirla por estas declaraciones:

“Yo abogo por el uso muy excepcional de la prisión preventiva. Claro, no se trata tampoco de decir que todos los investigados queden libres y nadie vaya preso, yo no digo eso. Lo que digo es que vaya preso aquel que tiene los requisitos previos, de aquel que debe ir a prisión mientras dure su proceso. A los jefes de carteles, evidentemente, es lógico que se le debe dar preventiva, por peligro de fuga, igual a los marcas, delincuentes flagrantes”.

Quizá nos equivoquemos y el caso de Vergara sea un mal ejemplo, pues la opinión mayoritaria es que su decisión obedece a cuestiones extrajudiciales. Pero estamos seguros que ella podría argumentar su apego a una interpretación rígida de la ley y el proceso.

En todo caso, las leyes no solo se cumplen, también se interpretan y se ejecutan teniendo en cuenta las consecuencias en nuestra sociedad, no se puede caer en un abuso del derecho: Principio que explica que la conducta de algunos puede concordar con la norma legal, pero su ejercicio va en contra de la moral y los fines de nuestra sociedad.

LOS JUECES TAMBIÉN ENCIERRAN POR MIEDO

Miedo a las represalias de un juez superior, miedo a las conocidas aperturas de investigaciones sobre sus labores judiciales. Encierran también por miedo a los medios de comunicación que los apabullan y prácticamente acaban con sus carreras judiciales si osan darle comparecencia a un acusado.

En el sistema anglosajón (Inglaterra, EEUU), se resuelven los juicios con jurado de conciencia, estas son personas que no saben nada de derecho, pero ellos resuelven los casos más graves, pues usan el sentido común, ellos nos le deben nada a nadie.

Rodríguez explica que nuestros jueces, en cambio, sí tienen que dar cuenta, pues si hay un recurso de apelación, los superiores “les jalarán las orejas”.

“Si los superiores son de tendencia “carcelera” los otros piensan: tengo que condenarlo para que no revoquen mi sentencia. Pues si la revocan ya no es un acierto judicial, es un desmérito”.

"Si el procesado lo queja ante la OCMA, peor aun. Por eso los jueces estamos  siempre pensando en las consecuencias. Entonces muchos hacen lo más fácil, prisión preventiva, condena, pues a nadie han procesado ni destituido por dar prisión preventiva ni condenar a un inocente", agrega.

El problema es cuando el juez dice “No”, "me mantengo fiel a mis principios", si un juez hace eso corre el gran riesgo de enfrentarse no solo a colegas y enfrascarse en debates procesales o doctrinales, corre el riesgo de enfrentarse a la prensa, lo que podría ser peor.

Ahmed Alaba

@ahm_alaba