En su mensaje a la Nación de este miércoles, el presidente propuso un gran diálogo nacional, pero mostró que, amparado por el respaldo popular del que goza, está decidido a enfrentar a sus adversarios
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Tres días después del referéndum, el presidente de la República ofreció su interpretación de lo que denominó “el mensaje expresado en las urnas”. En un discurso a la Nación de 29 minutos Martín Vizcarra saludó la contundente aprobación popular a sus cuatro propuestas: Sí a la reforma judicial, Sí a la regulación del financiamiento de los partidos, No a la reelección inmediata y No a la bicameralidad.
Respecto a la reforma judicial, Martín Vizcarra anunció que ya está listo un Proyecto de Ley orgánica que crea la Junta Nacional de Justicia. Dijo esperar que el Congreso lo debata y lo apruebe rápidamente, para que se restablezca cuanto antes una instancia encargada de evaluar, nombrar y revocar jueces y fiscales. Lamentó que el Congreso no haya aprobado ninguno de los siete proyectos de ley destinados a completar una reforma integral de la Justicia, inspirada por la Comisión que presidió el embajador Alan Wagner.
El objetivo es, naturalmente, la lucha contra la corrupción, la complicidad de jueces y la impunidad. Resumiendo su pensamiento, Martín Vizcarra afirmó: “No más hermanitos”. Recordó que entre las propuestas destaca la creación de una Autoridad Nacional de Integridad y Control, que reemplazaría a los actuales órganos de control del Poder Judicial y la Fiscalía.
Reforma política
A propósito de la reforma política, Martín Vizcarra anunció la creación de una Comisión de Alto Nivel que hará proposiciones sobre temas que deben ser cambiados, tales como el financiamiento de los partidos, la inmunidad de los congresistas y el voto preferencial. Afirmó también que en breve plazo hará una invitación al Presidente del Congreso, del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, pero omitió mencionar al titular de la Fiscalía, Pedro Chávarry, cuyo apartamiento ha solicitado en varias oportunidades.
El diálogo se hará extensivo a los partidos políticos, a los alcaldes y gobernadores, así como a los representantes de los gremios, en particular para abordar una reforma laboral, que “no recorte derechos pero que contribuya a combatir la informalidad”. También destacó la voluntad de consensuar con el sector privado un Plan Nacional por la Competitividad, que esté basado en la formación permanente, la simplificación administrativa y el desarrollo de nuestra infraestructura.
Martín Vizcarra también abundó en cifras sobre vías, aeropuertos y puertos, pero también sobre superficie agrícola, locales escolares, centros de salud y acceso al agua y al saneamiento. Además, un énfasis especial fue puesto en la política contra la anemia y se comprometió a reducirla a la mitad para el 2021. Abordó también la seguridad ciudadana y elogió la estrategia preventiva de “barrios seguros”.
Cerrar la etapa de enfrenamientos
El presidente concluyó afirmando que “ha pasado el tiempo del enfrentamiento” y que se debe dar paso al tiempo del entendimiento. Insistió en la necesidad de promover “el diálogo y el ánimo constructivo”. Sin embargo, formuló severas críticas al Congreso, es decir al fujimorismo y al APRA. Se refirió a “la trampa y la maña” que se camuflaron en la pregunta sobre bicameralidad. Y a la burla al país que sería la ley que “baja penas a personalidades investigadas por corrupción”. Ironizó contra “los eternos congresistas” que se resisten a los cambios, comenzando por la no reelección inmediata. Aún más duro fue contra los que quisieron bloquear el referendo, para que las cosas sigan coma están.
En suma, el presidente propuso un gran diálogo nacional, pero mostró que, amparado por el respaldo popular de que goza, está decidido a enfrentar a sus adversarios. Lo que conviene al Perú es que cesen los enfrentamientos innecesarios y que contribuyamos todos a poner nuestra energía en la forja de un país justo, próspero y seguro.
Las cosas como son
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