El país cumple 6724 días de democracia continua, el período más largo en su historia. ¿Cómo era el Perú la última vez que vivimos 19 años consecutivos de democracia?
Hubo un periodo en la historia en el que el Perú eligió a seis presidentes de manera consecutiva y se convivió de manera democrática durante más de 18 años… hasta que un golpe de estado acabó con la democracia. Fueron 18 años, 4 meses y 25 días, desde la asunción de Nicolás de Piérola el 8 de setiembre de 1895 hasta el golpe de Óscar R. Benavides el 4 de febrero de 1914. Es decir, 6723 días continuos de democracia.
Más de cien años después se supera ese récord. Este domingo el Perú cumple 6724 días de democracia ininterrumpida, que inició cuando Valentín Paniagua asumió el 22 de noviembre del 2000.
“Los periodos más largos [de democracia] han sido dos: de 1895, que es el Gobierno de Nicolás de Piérola, cuando se recupera la democracia (después de que Cáceres deja el poder tras una guerra civil) hasta 1914. Ese año se produjo el golpe de Óscar Benavides en contra de Guillermo Billinghurst. Son 19 años. […] Y es lo mismo que tenemos ahora, del 2000 al 2019”, indicó Daniel Parodi, historiador y docente en la Universidad de Lima y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Entre 1895 y 1914 fueron elegidos Nicolás de Piérola, Eduardo López de Romaña, Manuel Candamo, José Pardo y Barreda, Augusto B. Leguía y Guillermo Billinghurst.
El historiador Jorge Basadre denominó al periodo que va entre 1895 y 1919 como República Aristocrática.
Joseph Dager, historiador y docente del Programa de Humanidades de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), explicó que, si bien hubo gobiernos civiles consecutivos, solo los sectores altos y medios altos participaron de esa democracia.
En esos años, el voto era censitario, es decir, no existía el voto universal que hoy todos conocemos. No votaban, por ejemplo, las mujeres ni los analfabetos. Solo lo hacían quienes tenían un determinado ingreso económico o el que tenía propiedades. "Era un momento del siglo XX en que si bien es cierto se consolida el poder civil, el ejercicio de la ciudadanía estaba muy restringido”, indicó Dager.
El presidente del Perú en la República Aristocrática era elegido por una minoría de hombres. “Por eso Basadre le puso el calificativo, el ‘apellido’ de aristocrática a esta República, en el sentido de que los que ejercían la política y los que podían votar formaban parte de los sectores altos y medio altos”, detalló.
El paréntesis de esta etapa de República Aristocrática fue el golpe del general Óscar R. Benavides. Según Dager, los historiadores han señalado que cuando el Gobierno de Billinghurst quiso aplicar medidas que pudiera favorecer a otros sectores sociales, la oligarquía de ese entonces se alió con los militares para dar un golpe.
El historiador y sociólogo Nelson Manrique sostiene que el repliegue del militarismo ha permitido que el Perú alcance y logre superar la marca democrática de 1895 y 1914. “La ausencia de periodos democráticos largos se debió al peso del estamento militar. Si uno ve la historia del Perú hasta 1990, hemos estado más tiempo bajo gobiernos militares que bajo gobiernos civiles”, indicó.
Etapa democrática
Para Daniel Parodi, si bien mantenemos el orden constitucional, nuestra democracia todavía es precaria al no contar con institucionalidad, partidos políticos, y por estar capturada por la corrupción.
Parodi señaló también que en las últimas elecciones hemos tenido “caudillos carismáticos” como Keiko Fujimori o Pedro Pablo Kuczynski que mantuvieron las siglas de sus nombres como símbolos de partido. “Lo que se busca con esos símbolos es que el elector se identifique con el líder, no tanto con el partido político. Eso es un problema latinoamericano muy acentuado en el Perú. Aunque nadie se está metiendo con orden constitucional, a pesar de los problemas de los últimos 19 años. Eso es positivo”, dijo Parodi. Aunque aseveró que la mayoría fujimorista en el Congreso ha sido “bastante nociva”.
“Quizás el próximo Parlamento sea mejor y vayamos paulatinamente consolidando las instituciones democráticas. Eso es lo deseable de cara al Bicentenario: una república democrática”, refirió.
Nelson Manrique sostiene que la corrupción impide la consolidación de la democracia. “Corrupción asociada a las obras concertadas entre grandes empresas peruanas o extranjeras, corrupción asociada a narcotráfico, corrupción asociada a diferentes formas de tráfico de personas o tierras, etc. Es la lacra principal que tenemos que combatir ahora. La manera fundamental de consolidar una nación democrática hoy es acabar con la corrupción”, manifestó.
Por su lado, Joseph Dager sostiene que el Perú todavía es una democracia joven, con partidos políticos no suficientemente estables. “Es una democracia en la que falta consolidar el valor y el respeto de las instituciones. Además de que los que ejercen la política deben -muchas veces-renunciar a interés personales para pensar en los intereses del país y nación, cosa que no siempre hemos visto concretizada en estos años”, declaró.
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