Tras conocerse la noticia, las acciones de la compañía se dispararon hasta un 8,7 por ciento en Wall Street, un porcentaje que evidenció que son muchos los que creen que a la casa de Windows le irá mejor sin Ballmer.
El consejero delegado de Microsoft, Steve Ballmer, anunció hoy que dejará el cargo en los próximos doce meses, una decisión inesperada que llega en un momento de transición e incertidumbre para la empresa y que ha entusiasmado a los inversores.
Tras conocerse la noticia, las acciones de la compañía se dispararon hasta un 8,7 por ciento en Wall Street, un porcentaje que evidenció que son muchos los que creen que a la casa de Windows le irá mejor sin Ballmer.
A sus 57 años, el aún cabeza visible del gigante informático se marcha porque, según dijo, Microsoft necesita un consejero delegado para "un largo plazo" y su ciclo en la jefatura estaba próximo a su fin.
Se trata, no obstante, de una salida adelantada. Ballmer no tenía previsto ceder el bastón de mando tan pronto. Confesó que planeaba su retirada cuando Microsoft ya hubiera encarrilado su nuevo rumbo, lo que sus ejecutivos han venido a definir como la conversión en una compañía de "dispositivos y servicios".
"Nunca es un momento perfecto para este tipo de transición, pero ahora es el momento adecuado", señaló.
Las razones detrás de éste cambio de idea no están claras. Algunos analistas especularon hoy con que los problemas de Microsoft para cumplir con las expectativas de los mercados y la tibia acogida del nuevo Windows 8 y sus tabletas precipitaron el adiós.
Ballmer continuará manejando las riendas de la compañía hasta que el comité formado para elegir su sucesor encuentre su reemplazo, algo que ocurrirá en un plazo máximo de 12 meses.
El cofundador de Microsoft, Bill Gates, y actual presidente del consejo de administración, formará parte del grupo encargado de encontrar al nuevo consejero delegado que podría ser alguien de dentro o de fuera de la empresa.
Curiosamente, hace tan solo un mes Ballmer reestructuraba el organigrama para reducir el aparato de Microsoft y que fuera más funcional y fácil de coordinar con vistas a ganar en competitividad.
Tras los ajustes, vicepresidenta y jefa de Dispositivos, Julie Larson-Green salió reforzada y suena como una de las candidatas a tomar el mando, lo mismo que los también vicepresidentes Terry Myerson, responsable de Sistemas Operativos, Satya Nadella, encargado de los servicios en la nube y Tony Bates, desarrollar de negocio.
"Creo en nuestro futuro éxito", declaró Ballmer en una carta enviada hoy a los empleados en la que admitió que su decisión de dimitir es "algo emocional y difícil" para él y que dio el paso porque es "lo mejor para los intereses de la empresa".
El ejecutivo, que fue compañero de universidad de Bill Gates, se incorporó a Microsoft en 1980, cinco años después de su fundación, y consiguió el contrato que permitió que aquella "start-up" vendiera sus sistemas operativos a IBM. Un logro que hizo que escalara posiciones rápidamente.
Lideró varios departamentos hasta que en 2000 fue designado para ocupar el puesto de Gates.
Con él vieron la luz productos como Windows XP y Windows 7, o la popular consola Xbox 360, pero Microsoft fue perdiendo influencia poco a poco.
En 1999 era la empresa más valiosa del mundo en bolsa, en 2013 Apple y Google llevan la voz cantante en el sector tecnológico donde es bien conocida la reacción de Ballmer ante la salida del primer iPhone. En una entrevista en 2007 al líder de Microsoft se le escapó la risa al hablar del nuevo teléfono.
"No hay ninguna posibilidad de que el iPhone vaya a tener una cuota de mercado significativa", afirmó.
Desde entonces, Microsoft ha ido a remolque de sus competidores que cambiaron el paradigma informático con un sistema de aplicaciones y dispositivos móviles en un momento en el que el negocio tradicional del PC estaba ya en decadencia.
Microsoft tardó 5 años en responder a ese desafío, el tiempo que le llevó lanzar un sistema operativo integral para ordenadores, tabletas y móviles, Windows 8, capaz de estar a la altura de sus rivales.
Un lustro que obliga ahora a Microsoft a trabajar a marchas forzadas para recuperar el terreno perdido y en el que la compañía tuvo que forjar una alianza con Nokia para acelerar la implantación mundial de su sistema Windows Phone y tiró de billetera para comprar Skype y posicionarse con firmeza en las comunicaciones por internet. EFE
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