La Conferencia sobre Cambio Climático está considerada un gran reto para forjar una respuesta global a la amenaza del calentamiento global.
La Conferencia sobre Cambio Climático de
las Naciones Unidas en Copenhague está considerada un gran reto para
forjar una respuesta global a la amenaza del calentamiento global
causado por las actividades humanas.
El aumento de la temperatura media terrestre, la elevación del nivel del mar, el calentamiento oceánico y su acidificación, el deshielo Ártico, y los acontecimientos climáticos extremos son algunos indicadores de un proceso que puede acelerarse de no tomarse medidas urgentes.
Delegados de más de 190 países, científicos y ONG de diverso signo tratan del 7 al 18 de diciembre los siguientes aspectos:
COPENHAGUE COMO SUCESOR DEL PROTOCOLO DE KIOTO
La cumbre de Copenhague aborda la reducción de los gases de efecto invernadero, el ajuste a las inevitables consecuencias del cambio climático y la financiación y tecnología necesarias para ayudar a los países en desarrollo a limitar el aumento de las emisiones y su adaptación al impacto del cambio climático.
Los resultados obtenidos en Copenhague sucederán al protocolo de Kioto de 1997, que expira en 2012, y que establece objetivos vinculantes: 37 países industrializados, junto con la Unión Europea, se han comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un promedio del 5% respecto a 1990.
La UE debe reducir sus emisiones en un 8% frente a 1990. Los objetivos son aplicables de 2008 a 2012 y el protocolo se aplica a las emisiones de seis gases: dióxido de carbono (CO2), metano, óxido nitroso y tres tipos de gases industriales: hexafluoruro de azufre, hidrofluorocarbonos (HFC) y perfluorocarbonos (PFC).
AUMENTO DE LA TEMPERATURA
Algunas observaciones recientes muestran que las sociedades y los ecosistemas son muy vulnerables, incluso a niveles moderados de calentamiento, y que están particularmente en riesgo las naciones menos desarrolladas y la biodiversidad.
Para la humanidad será difícil soportar aumentos de temperatura por encima de los 2 centígrados sobre el nivel preindustrial. Es probable que esto cause grandes trastornos sociales y medioambientales.
EL DESHIELO
El incremento del deshielo de los casquetes polares contribuye al aumento del nivel del mar. Las observaciones del área de deshielo del casquete glaciar de Groenlandia muestran un aumento del 50% entre 1979 y 2008.
Un grupo de 42 países isleños y costeros que se sienten especialmente amenazados por el aumento del nivel del mar integra la Alianza de pequeñas Islas-Estados (AOSIS) y su función es hacer sentir su voz en los foros de la ONU. Bangladesh y las islas del Pacífico, Maldivas y Tuvalu son naciones muy expuestas.
EL CARBONO EN LA ATMÓSFERA
El ciclo global del carbono está en un fuerte desequilibrio a causa de la entrada de CO2 en la atmósfera por los combustibles fósiles y el cambio en el uso del suelo por las actividades humanas.
En la actualidad, los combustibles fósiles representan cerca del 85% del total de las emisiones, y el cambio en el uso del suelo representa un 15%. Las emisiones totales han crecido de forma exponencial en cerca de un 2% anual desde 1800.
Las emisiones procedentes de combustibles fósiles se aceleraron a partir del año 2000 y pasaron a crecer en un 3,4% anual, una tasa límite para los científicos.
LA DEFORESTACIÓN
La vegetación absorbe dióxido de carbono de la atmósfera y libera oxígeno con el fenómeno de la fotosíntesis.
Los bosques, que ofrecen a la humanidad toda una serie de beneficios insuficientemente valorados, pueden ser grandes aliados en la batalla contra el cambio climático y el calentamiento del planeta, siempre que el hombre comience a plantarlos y deje de destruirlos.
El término poco glorioso de "sumidero" es el utilizado por los climatólogos para los bosques y la vegetación que "eliminan" gases de efecto invernadero.
LA ACIDIFICACIÓN
La acidificación del suelo supone un problema en el mundo desarrollado y una preocupación cada vez mayor en los países en desarrollo. Este fenómeno desemboca en cambios en la biodiversidad, empobrece el suelo y causa desequilibrios en los organismos de agua dulce. La acidificación de los océanos es otra consecuencia directa de las emisiones de CO2 a la atmósfera; sus consecuencias globales en los mares están solo empezando a manifestarse y la única vía para reducir su impacto es recortar las emisiones de forma sustancial y urgente.
CONSECUENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS
Existen riesgos graves, y cada vez más manifiestos, para la humanidad debido al cambio climático. Las poblaciones con bajos ingresos y aquellas que son vulnerables por su geografía son las que corren más peligro.
Diferentes estudios indican que un aumento de 2 grados podría provocar una reducción de entre el 5% y el 20% en la producción de cereales en Asia meridional, en el Sudeste asiático y en el África subsahariana, lo que acentuaría de forma muy notable la desnutrición.
En las poblaciones urbanas, un incremento de 2 grados aumentaría los casos de mortalidad anual por olas de calor.
OBJETIVOS
Es necesario adoptar una mitigación rápida, sostenida y eficaz, con acciones globales y regionales, para evitar un "cambio climático peligroso", independientemente de cómo se defina.
Fijar objetivos menos estrictos para el año 2020 aumentaría el riesgo de sufrir impactos graves, incluido el riesgo de cruzar puntos de inflexión irreversibles.
Por ello adoptar medidas que promuevan la eficiencia energética y las tecnologías con bajas emisiones es esencial para conseguir una mitigación eficaz.
El objetivo es una estrategia a largo plazo para limitar el calentamiento por debajo de los 2 grados, el tope para evitar cambios dramáticos en el planeta.
HERRAMIENTAS PARA FRENAR LAS EMISIONES
La fijación de los precios de las emisiones es la principal herramienta económica para controlar las emanaciones de gases de efecto de invernadero.
Dos instrumentos para fijar los costes son los impuestos sobre las emisiones de carbono y el comercio de los derechos de emisión, que establece la cantidad permitida, un marco en el que también son posibles los programas híbridos.
Aunque se sigue debatiendo el mejor enfoque, el principio básico es el mismo: se aplica una penalización económica sobre las emisiones de gases de efecto de invernadero, lo que genera un incentivo para recortarlas.
FINANCIACIÓN DE PROGRAMAS
La pugna por conseguir mayores incentivos financieros por parte de los países en desarrollo se ha convertido en uno de los grandes caballos de batalla de las negociaciones. Los más pobres son generalmente los más vulnerables ante un fenómeno que no han ocasionado.
Tanto la Cumbre de Copenhague como el Protocolo de Kioto han declarado que las naciones que tengan la "capacidad" para hacer frente al cambio climático deberían financiar de manera significativa a aquellas que no puedan hacerlo.
Los cálculos actuales para que los países en desarrollo se adapten al impacto del cambio climático oscilan entre los 8.000 millones y los 100.000 millones de dólares anuales, que deberán financiar las naciones ricas, un tema delicado a debatir en Copenhague.
El objetivo sería aplicar el principio de "quien contamina, paga". Los enfoques más prometedores utilizan los ingresos generados en las naciones más ricas procedentes de las medidas aplicadas para reducir sus emisiones para satisfacer las necesidades de adaptación de los países más pobres. EFE
El aumento de la temperatura media terrestre, la elevación del nivel del mar, el calentamiento oceánico y su acidificación, el deshielo Ártico, y los acontecimientos climáticos extremos son algunos indicadores de un proceso que puede acelerarse de no tomarse medidas urgentes.
Delegados de más de 190 países, científicos y ONG de diverso signo tratan del 7 al 18 de diciembre los siguientes aspectos:
COPENHAGUE COMO SUCESOR DEL PROTOCOLO DE KIOTO
La cumbre de Copenhague aborda la reducción de los gases de efecto invernadero, el ajuste a las inevitables consecuencias del cambio climático y la financiación y tecnología necesarias para ayudar a los países en desarrollo a limitar el aumento de las emisiones y su adaptación al impacto del cambio climático.
Los resultados obtenidos en Copenhague sucederán al protocolo de Kioto de 1997, que expira en 2012, y que establece objetivos vinculantes: 37 países industrializados, junto con la Unión Europea, se han comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un promedio del 5% respecto a 1990.
La UE debe reducir sus emisiones en un 8% frente a 1990. Los objetivos son aplicables de 2008 a 2012 y el protocolo se aplica a las emisiones de seis gases: dióxido de carbono (CO2), metano, óxido nitroso y tres tipos de gases industriales: hexafluoruro de azufre, hidrofluorocarbonos (HFC) y perfluorocarbonos (PFC).
AUMENTO DE LA TEMPERATURA
Algunas observaciones recientes muestran que las sociedades y los ecosistemas son muy vulnerables, incluso a niveles moderados de calentamiento, y que están particularmente en riesgo las naciones menos desarrolladas y la biodiversidad.
Para la humanidad será difícil soportar aumentos de temperatura por encima de los 2 centígrados sobre el nivel preindustrial. Es probable que esto cause grandes trastornos sociales y medioambientales.
EL DESHIELO
El incremento del deshielo de los casquetes polares contribuye al aumento del nivel del mar. Las observaciones del área de deshielo del casquete glaciar de Groenlandia muestran un aumento del 50% entre 1979 y 2008.
Un grupo de 42 países isleños y costeros que se sienten especialmente amenazados por el aumento del nivel del mar integra la Alianza de pequeñas Islas-Estados (AOSIS) y su función es hacer sentir su voz en los foros de la ONU. Bangladesh y las islas del Pacífico, Maldivas y Tuvalu son naciones muy expuestas.
EL CARBONO EN LA ATMÓSFERA
El ciclo global del carbono está en un fuerte desequilibrio a causa de la entrada de CO2 en la atmósfera por los combustibles fósiles y el cambio en el uso del suelo por las actividades humanas.
En la actualidad, los combustibles fósiles representan cerca del 85% del total de las emisiones, y el cambio en el uso del suelo representa un 15%. Las emisiones totales han crecido de forma exponencial en cerca de un 2% anual desde 1800.
Las emisiones procedentes de combustibles fósiles se aceleraron a partir del año 2000 y pasaron a crecer en un 3,4% anual, una tasa límite para los científicos.
LA DEFORESTACIÓN
La vegetación absorbe dióxido de carbono de la atmósfera y libera oxígeno con el fenómeno de la fotosíntesis.
Los bosques, que ofrecen a la humanidad toda una serie de beneficios insuficientemente valorados, pueden ser grandes aliados en la batalla contra el cambio climático y el calentamiento del planeta, siempre que el hombre comience a plantarlos y deje de destruirlos.
El término poco glorioso de "sumidero" es el utilizado por los climatólogos para los bosques y la vegetación que "eliminan" gases de efecto invernadero.
LA ACIDIFICACIÓN
La acidificación del suelo supone un problema en el mundo desarrollado y una preocupación cada vez mayor en los países en desarrollo. Este fenómeno desemboca en cambios en la biodiversidad, empobrece el suelo y causa desequilibrios en los organismos de agua dulce. La acidificación de los océanos es otra consecuencia directa de las emisiones de CO2 a la atmósfera; sus consecuencias globales en los mares están solo empezando a manifestarse y la única vía para reducir su impacto es recortar las emisiones de forma sustancial y urgente.
CONSECUENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS
Existen riesgos graves, y cada vez más manifiestos, para la humanidad debido al cambio climático. Las poblaciones con bajos ingresos y aquellas que son vulnerables por su geografía son las que corren más peligro.
Diferentes estudios indican que un aumento de 2 grados podría provocar una reducción de entre el 5% y el 20% en la producción de cereales en Asia meridional, en el Sudeste asiático y en el África subsahariana, lo que acentuaría de forma muy notable la desnutrición.
En las poblaciones urbanas, un incremento de 2 grados aumentaría los casos de mortalidad anual por olas de calor.
OBJETIVOS
Es necesario adoptar una mitigación rápida, sostenida y eficaz, con acciones globales y regionales, para evitar un "cambio climático peligroso", independientemente de cómo se defina.
Fijar objetivos menos estrictos para el año 2020 aumentaría el riesgo de sufrir impactos graves, incluido el riesgo de cruzar puntos de inflexión irreversibles.
Por ello adoptar medidas que promuevan la eficiencia energética y las tecnologías con bajas emisiones es esencial para conseguir una mitigación eficaz.
El objetivo es una estrategia a largo plazo para limitar el calentamiento por debajo de los 2 grados, el tope para evitar cambios dramáticos en el planeta.
HERRAMIENTAS PARA FRENAR LAS EMISIONES
La fijación de los precios de las emisiones es la principal herramienta económica para controlar las emanaciones de gases de efecto de invernadero.
Dos instrumentos para fijar los costes son los impuestos sobre las emisiones de carbono y el comercio de los derechos de emisión, que establece la cantidad permitida, un marco en el que también son posibles los programas híbridos.
Aunque se sigue debatiendo el mejor enfoque, el principio básico es el mismo: se aplica una penalización económica sobre las emisiones de gases de efecto de invernadero, lo que genera un incentivo para recortarlas.
FINANCIACIÓN DE PROGRAMAS
La pugna por conseguir mayores incentivos financieros por parte de los países en desarrollo se ha convertido en uno de los grandes caballos de batalla de las negociaciones. Los más pobres son generalmente los más vulnerables ante un fenómeno que no han ocasionado.
Tanto la Cumbre de Copenhague como el Protocolo de Kioto han declarado que las naciones que tengan la "capacidad" para hacer frente al cambio climático deberían financiar de manera significativa a aquellas que no puedan hacerlo.
Los cálculos actuales para que los países en desarrollo se adapten al impacto del cambio climático oscilan entre los 8.000 millones y los 100.000 millones de dólares anuales, que deberán financiar las naciones ricas, un tema delicado a debatir en Copenhague.
El objetivo sería aplicar el principio de "quien contamina, paga". Los enfoques más prometedores utilizan los ingresos generados en las naciones más ricas procedentes de las medidas aplicadas para reducir sus emisiones para satisfacer las necesidades de adaptación de los países más pobres. EFE
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