El sistema de "crédito social" pronto penalizará a los viajeros con "baja puntuación" prohibiéndoles volar.
El aeropuerto de la ciudad de Shenzhen, uno de los centros tecnológicos de China, ha introducido el primer sistema con en el que los pasajeros con un buen "crédito social" tendrán preferencia en los controles de seguridad, informó la televisión estatal CCTV.
Como parte de la reforma de la Administración de Aviación Civil de China para mejorar el servicio, el Aeropuerto Internacional de Shenzhen, en el sureste del país, clasificará a los pasajeros según su puntuación social y los desviará a controles de seguridad diferentes a fin de acelerar el proceso.
El pasado mayo se inició un programa piloto de este sistema de control de seguridad en el aeropuerto, donde operan una treintena de aerolíneas, y cerca de 100 mil pasajeros probaron el servicio.
Las autoridades también sancionarán con malas puntuaciones a aquellos pasajeros que difundan deliberadamente información ficticia de seguridad, usen identidades falsas u ocupen asientos que no les corresponden, entre otros.
La Administración de Aviación Civil de China ya anunció en abril la puesta en marcha del sistema de "crédito social" en aviones, a donde los viajeros con "baja puntuación" no podrían acceder, así como la elaboración de una "lista negra" de carácter mensual para los pasajeros sancionados.
El Gobierno chino lleva tiempo analizando la posibilidad de utilizar técnicas de inteligencia de datos para crear este sistema de "crédito social" en el que cada ciudadano acumulará puntos según su situación económica, su estatus o sus opiniones en redes sociales.
Pekín prevé su plena implementación para 2020, aunque de momento no ha proporcionado muchos detalles sobre su funcionamiento y puesta en marcha.
Este sistema de "crédito social" ha disparado las alarmas ante el temor de que conlleve una invasión de la privacidad de los ciudadanos chinos o genere todo tipo de discriminación si impide a las personas con "baja nota" acceder a empleos de calidad, matricularse en universidades de prestigio o emigrar a ciudades prósperas.
EFE
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