La ONG feminista Instituto de Bioética Anís anunció que pretende presentar ante el Tribunal Supremo una petición para que se autorice, por vía judicial, el aborto en el caso de que la madre contraiga el zika.
La rápida proliferación de casos de microcefalia en recién nacidos, malformación asociada al zika, ha reabierto el debate sobre la legalización del aborto en Brasil, el país más afectado por el virus.
La ONG feminista Instituto de Bioética Anís anunció que pretende presentar ante el Tribunal Supremo una petición para que se autorice, por vía judicial, el aborto en el caso de que la madre contraiga el zika.
La antropóloga Debora Diniz, de esa ONG feminista, criticó este miércoles por medio de redes sociales al Ministerio de Salud por haber recomendado a las mujeres que piensen en la posibilidad de aplazar los planes de embarazo por el zika, lo que, según ella, expone que las autoridades no quieren hablar del aborto, un "tabú escondido".
"Hablar hoy del virus del Zika y de proteger los derechos de las mujeres es hablar de derechos sexuales y reproductivos de una manera amplia: acceso a medios anticonceptivos, diagnóstico por imagen, un prenatal seguro y el derecho al aborto", afirmó Diniz.
El Instituto de Bioética Anís es el mismo grupo que logró en 2012 que la corte suprema autorizase el aborto en el caso de que el feto sufra de anencefalia, con lo que en Brasil se pasó a permitir el embarazo en tres supuestos.
En casos de violación
La actual legislación brasileña autoriza el aborto en casos de violación, riesgo para la vida de la madre o el citado supuesto de anencefalia en el feto, pero en todas esas situaciones solo puede ser practicado mediante una expresa autorización judicial.
El exministro de Salud José Gomes Temporão, quien actualmente es el director ejecutivo del Instituto Suramericano de Gobierno en Salud (ISAGS), se sumó a la causa y afirmó, en declaraciones a BBC Brasil, que se ha puesto a disposición del Instituto de Bioética Anís para llevar su propuesta al Supremo.
Temporão, quien fue ministro entre 2007 y 2010 durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, se empeñó en la defensa de la despenalización del aborto y en abordar la cuestión desde la perspectiva de un problema sanitario.
El Gobierno brasileño calcula que se produce cerca de un millón de abortos por año en el país, la mayoría en clínicas clandestinas sin las garantías sanitarias adecuadas y con precios prohibitivos para las mujeres pobres.
No obstante, en el Congreso brasileño está avanzando un proyecto de ley en sentido opuesto, que propone dificultar la práctica del aborto mediante la aplicación de duras penas incluso para quienes orienten a una mujer sobre la interrupción de un embarazo.
El proyecto, que fue aprobado el pasado octubre en la Comisión de Constitución y Justicia del Congreso y está pendiente de ser analizado por el pleno de la Cámara baja.
El debate sobre la necesidad de flexibilizar el aborto en los casos de fetos con microcefalia ha sido abrazado por varios medios de comunicación con opiniones a favor del aborto y con testimonios de personas que nacieron con microcefalia y han llegado a la vida adulta manteniendo una vida relativamente normal.
El Ministerio de Salud informó que ha confirmado 404 diagnósticos de microcefalia y ha observado otros 3.670 posibles casos que continúan en investigación.
La microcefalia es una malformación irreversible del cerebro del feto, lo que puede causar problemas motores y de desarrollo cognitivo, entre otros.
El Gobierno brasileño ha achacado el gran aumento de casos de microcefalia a la proliferación del virus del Zika, aunque hasta ahora solo ha confirmado que 17 de los niños con microcefalia se contagiaron del zika.
EFE
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