Un desconocido entró a la oficina de la joven en California y le disparó directamente al corazón. Los implantes de silicona de sus pechos le salvaron la vida.
Lydia Carranza estaba trabajando como todos los días en la recepción de un centro odontológico en Beverly Hills, cuando un desconocido armado con un fusil semi automático entró a su oficina y le disparó directamente al corazón.
Aunque parezca increíble, uno de los implantes de silicona absorbió el impacto e impidió que tocara el órgano vital. "Los fragmentos del proyectil se quedaron a milímetros de su corazón y de sus órganos vitales. Si no hubiera sido por sus implantes, no estaría viva", aseguró el Dr. Ashkan Ghavami a Los Angeles Times.
Lydia, madre de tres hijos, dijo: "Sentí húmeda la zona de su pecho y pensé que estaba muriendo". Ella nunca imaginó que la decisión de aumentarse el tamaño del busto le salvaría.
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