El pan congelado es una opción cada vez más popular por su durabilidad, pero surgen dudas sobre su impacto en la calidad nutricional. ¿Es realmente perjudicial o es solo un mito? La nutricionista Sara Abu Sabbah aclara el tema en esta nota.
El pan congelado es una opción cada vez más popular debido a su durabilidad; sin embargo, al considerar su consumo, surgen dudas sobre los posibles efectos de este proceso en su calidad nutricional y en nuestra salud. ¿El pan congelado es realmente dañino o es simplemente un mito?
De acuerdo con la nutricionista Sara Abu Sabbah, congelar el pan es una opción viable pues, al hacerlo, se interrumpen los procesos de degradación que podrían hacer que el pan se malogre rápidamente. Además, se activa un fenómeno llamado retrogradación, en el cual el almidón presente en el pan se reorganiza, convirtiéndose en una forma menos asimilable. Esto no significa que el almidón se pierda o pierda su valor nutricional. De hecho, este almidón retrogradado se transforma en un almidón resistente, que actúa como fibra en el organismo, aportando beneficios para la salud digestiva.
Esa fibra generada por el almidón resistente es beneficiosa para la salud digestiva, ya que llega directamente al intestino grueso, donde actúa como alimento para las bacterias buenas que habitan en esa parte del sistema digestivo.
Además, el almidón que se transforma en fibra durante el proceso de retrogradación también tiene la ventaja de aportar menos calorías. Esto se debe a que el cuerpo no puede asimilar completamente esta fibra, lo que significa que no se absorbe como una fuente de energía tradicional.
¿Y cuánto tiempo se puede congelar el pan? La especialista en nutrición indica que un pan puede mantenerse en el congelador de uno a dos meses, aunque algunos tipos pueden durar hasta tres meses sin perder calidad. Es relevante aclarar que esto se refiere a pan hecho en el horno de una panadería, ya que los panes empacados que vienen con fecha de vencimiento tienen otros procesos y características que pueden afectar su duración en el congelador. Por lo tanto, el tiempo de conservación puede variar dependiendo del tipo de pan y su proceso de fabricación.
Otra cosa importante a tener en cuenta es que para que el proceso de retrogradación del almidón ocurra de manera efectiva, el pan debe estar congelado al menos entre 24 y 48 horas. Además, este proceso también puede suceder si el pan se refrigera, no solo si se congela.
Es importante destacar que no se debe comer el pan directamente congelado, sino que es necesario calentarlo antes de consumirlo. Al hacerlo, se activa el proceso que transforma parte del almidón en fibra.
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