Al tener una rutina de ejercicios, es recomendable la liberación de partes blandas al menos una vez a la semana, para que los músculos no se recarguen y estén preparados para la siguiente actividad.
Es común que la mayoría de personas quiera verse bien en verano, con algunos kilos de menos y músculos tonificados. El gran error que se comete es excederse en ejercicios cuando no estamos preparados para un gran esfuerzo físico, ocasionando lesiones como dolores de espalda, esguinces, fracturas por estrés, desgarros musculares, distenciones, entre otros.
Para evitar estas situaciones, lo mejor es seguir los siguientes consejos:
Practica deporte regularmente y de forma progresiva: Realizar deporte menos de 3 veces por semana causa adaptaciones y desadaptaciones al cuerpo que pueden ser perjudiciales. Además, la intensidad y la carga física que se maneje, debe ir de forma progresiva, de menos a más.
Equipamiento: Se debe utilizar ropa y calzado adecuados de acuerdo al tipo de pisada que uno tenga (es importante una adecuada evaluación). Como ejemplo, el calzado para jugar fútbol en gras sintético no es el mismo que se usa para césped natural.
Hidratación: Debes hidratarte antes, durante y después de realizar ejercicio, más aún si las temperaturas son altas. Muchos entrenadores recomiendan no ingerir agua durante la práctica deportiva, lo cual no es correcto, porque ésta ayuda a mantener un adecuado flujo de los nutrientes y de la circulación necesaria para el consumo energético del cuerpo.
Calentamiento: Realiza un calentamiento antes de comenzar tu actividad deportiva. Esto permitirá que los músculos estén preparados y tengan mayor elasticidad, lo que disminuirá las lesiones.
Estiramientos: Deben ser realizados antes y después de los ejercicios. Esto no quiere decir que se realicen de la misma forma. Los estiramientos pre ejercicio deben ser intermitentes para no relajar demasiado al músculo. Los estiramientos post ejercicio deben ser constantes para estirar al músculo que estuvo contraído.
Descarga: Es importante descargar tu musculatura y ayudar a tus músculos a eliminar el ácido láctico, uno de los causantes del dolor post ejercicio. Luego de practicar deporte, es recomendable realizar una actividad de menor intensidad, como una caminata o un trote suave. Además, se debe contar con la asesoría de una fisioterapeuta para una liberación de partes blandas, al menos una vez a la semana para que los músculos no se recarguen y estén preparados para la siguiente actividad.
Horario: Evita las horas con mayor temperatura (entre las 12 y 16 horas). Podrías sufrir un golpe de calor, causando mareos, dolores de cabeza, debilidad e incluso colapso. La deshidratación excesiva que producen las altas temperaturas impide un adecuado paso de nutrientes y metabolitos, generando calambres musculares.
Alimentación: Consumir alimentos ricos en proteínas (carnes, pescados) ayudarán a la formación del músculo. También es recomendable ingerir verduras y hortalizas (por su alto contenido de agua, fibra y vitaminas) y no debes olvidar beber mucho líquido para mantener una hidratación adecuada. Se debe acudir a un nutricionista para un adecuado régimen alimenticio.
Fisioterapia: No olvides visitar a tu fisioterapeuta. Una evaluación integral es importante para disminuir y/o evitar lesiones. Alteraciones en la postura o un gesto deportivo inadecuado puede producir lesiones constantemente, y en algunos casos son causantes de desgarros. Además, el fisioterapeuta puede ayudar con la elección del calzado deportivo adecuado y a fortalecer la musculatura de forma correcta, disminuyendo tiempo y esfuerzo.
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