Por: Doctor Gustavo Saravia, cardiólogo de la Clínica San Felipe y miembro de la junta directiva de APOA, Sociedad Peruana de Obesidad y Aterosclerosis. La insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón para bombear sangre en cantidad suficiente para satisfacer las demandas de nuestro organismo.
Por: Doctor Gustavo Saravia, cardiólogo de la Clínica San Felipe y miembro de la junta directiva de APOA, Sociedad Peruana de Obesidad y Aterosclerosis.
La insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón para bombear sangre en cantidad suficiente para satisfacer las demandas de nuestro organismo. Afecta a entre 1.5% y 2% de la población adulta, teniendo mayor incidencia en diabéticos, hipertensos y enfermos coronarios, así como personas mayores de 80 años, en los cuales la prevalencia puede llegar hasta a un 10%.
¿Cuáles son sus principales causas?
Las causas más comunes de esta afección son la enfermedad coronaria, incluyendo el infarto al miocardio, enfermedades valvulares, enfermedades congénitas, cardiomiopatías (daño estructural en el músculo cardiaco), diabetes e hipertensión no tratada. Además, puede desencadenarse por otros factores como la anemia, hipertiroidismo no controlado y algunos fármacos como los antinflamatorios.
¿Qué síntomas nos hacen sospechar?
La insuficiencia cardiaca es inicialmente asintomática, pero gradualmente va comprometiendo la calidad de vida del paciente. En un inicio, la insuficiente irrigación de nuestro sistema muscular produce fatiga. Luego, esta congestión que produce la sangre que no llega o tarda en ser expulsada del corazón se refleja en síntomas como la falta de aire, ya sea al caminar (disnea) o al estar acostado en la cama (ortopnea), edemas en las piernas, entre otros.
Es peligroso, pues los síntomas antes mencionados muchas veces son atribuidos al aumento de peso, falta de acondicionamiento físico o a la edad y el paciente no se entera de que sufre de insuficiencia cardiaca hasta llegar a una descompensación que lo lleva a la hospitalización, lo cual va reduciendo notablemente su calidad y expectativa de vida.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico lo debe hacer el médico especialista basándose en los síntomas, los factores de riesgo del paciente y un examen clínico. Se confirma la presencia de la insuficiencia cardiaca a través de una prueba llamada ecocardiograma que revela cuál es la capacidad de expulsar sangre con cada latido, llamado fracción de eyección, lo cual suele expresarse como un porcentaje. El valor normal es entre 55%-70%, un valor menor a 40% es definitivamente insuficiencia cardiaca y entre 40% y 55% se considera una zona gris que debe ser evaluada con mayor detenimiento.
Existe una forma de insuficiencia cardiaca con la fracción de eyección normal en la cual el problema principal es una dificultad en la relajación del ventrículo izquierdo. Esta se conoce como disfunción diastólica o insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada.
¿Tiene tratamiento?
La insuficiencia cardiaca es de muy alta letalidad, incluso mayor que la mayoría de neoplasias. Se estima una mortalidad de 50% a 5 años en pacientes no tratados y 34 % de ellos de muerte súbita, presumiblemente por arritmias, aún en etapas iniciales de la enfermedad.
Sin embargo, existe tratamiento médico y este ha ido evolucionando en el tiempo gracias a la aparición de nuevos fármacos que han demostrado reducción de la mortalidad y/o mejoría de la calidad de vida. Mediante el tratamiento, el objetivo es no solo reducir mortalidad sino también hospitalizaciones, dado que éstas aceleran el deterioro del corazón.
Existe también tratamiento para los pacientes que se encuentran graves (insuficiencia cardiaca refractaria) y que no responden al tratamiento farmacológico. Para estos casos, los equipos de soporte ventricular externo ayudan a bombear la sangre del corazón al organismo mientras se busca la opción de un trasplante cardiaco. En el Perú, este procedimiento solo se realiza en el Instituto Nacional del Corazón (INCOR) y, desde el 2010, solo se han realizado 83 trasplantes. Esto debido a la falta de infraestructura, la complejidad del procedimiento y a la baja tasa de donación de órganos en el país. Independientemente de ello, la supervivencia en los pacientes trasplantados es de 93% al año y 70% a los 5 años, comparable con los estándares internacionales.
A pesar de que la medicina y la ciencia sigue avanzando para ayudar a las personas con insuficiencia cardiaca, la mejor opción para evitar sufrir de este mal sigue siendo la prevención. La evaluación de médicos cardiólogos que puedan identificar precozmente la insuficiencia cardiaca en pacientes de riesgo (hipertensos, coronarios, diabéticos, etc.) y en aquellos con sintomatología como disnea, fatiga o edemas, es crucial. Su médico sabrá indicarle el mejor tratamiento para darle calidad de vida, evitando la progresión de la enfermedad hacia estadios más avanzados.
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