La piel humana puede ser afectada con infecciones al hacer uso de una piscina contaminada. Otros microorganismos producen daños graves al oído, los ojos y el sistema nervioso central.
En el verano, debido a la subida de la temperatura, suelen proliferar microbios que ingresan al cuerpo humano cuando las personas disfrutan del agua en espacios compartidos contaminados como las piscinas o las playas.
El último caso grave acerca de este peligro es el de una menor que fue infectada con la ameba Naegleria, conocida como la ameba “comecerebros”. Justamente la niña contrajo este temible parásito que puede ocasionar la muerte en una piscina ubicada en el distrito de Chorrillos. Sin embargo, este no es el único microorganismo que puede dañar gravemente la salud humana.
De acuerdo con el médico internista de la Clínica Internacional, Juan Carlos Carril, si una piscina no es debidamente aseada de manera diaria se vuelve un espacio donde bacterias, hongos y parásitos proliferan, sobre todo los parásitos de vida libre o amebas (como la Naegleria).
“Esta serie de microorganismos traen un mayor tipo de complicaciones y sobre todo secuelas de tipo neurológico que pueden llevar hasta la muerte de los pacientes. Estos daños se presentan por no haber una buena desinfección y cuidados periódicos de las piscinas en estos meses de verano o de mayor concurrencia pública, y al poco control de estas piscinas o haber piscinas clandestinas”, advierte Carril.
Entre las enfermedades más frecuentes por piscinas contaminadas con microorganismos encontramos, sostiene el médico internista, las infecciones de oídos (otitis), las infecciones a la piel (como la dermatitis y la micosis), las infecciones oculares (conjuntivitis) e infecciones del sistema nervioso central.
Los daños al sistema nervioso central son los más graves ya que pueden conllevar a una meningitis por amebas o protozoarios, dice el experto médico. Una meningitis de no ser atendida de manera inmediata puede matar a una persona en 24 horas.
¿Cómo prevenir estas infecciones?
Según el médico internista Juan Carlos Carril, entre las medidas preventivas que debemos tomar en cuenta para proteger el organismo humano de estos patógenos está el averiguar si la piscina está autorizada por el Ministerio de Salud. También es necesario observar si existe un buen tratamiento del agua mediante los permisos que da el Ministerio de Salud (Minsa).
Usar las duchas antes y después de usar las piscinas también es necesario. “En lo posible los menores de edad deben usar los protectores de oídos, lentes y mascarillas respectivas para que cubran sus ojitos y nariz por donde ingresan sobre todo estas amebas que son las más peligrosas”, alerta Carril.
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