Una de las características más comunes de los pacientes de anorexia nerviosa es su "selección persistente" de comida "baja en calorías y baja en grasa", señala estudio.
La elección persistente de alimentos bajos en calorías por enfermos de anorexia nerviosa está asociada a una región del cerebro que controla el comportamiento habitual, según revela un estudio publicado este martes por la revista británica "Nature Neuroscience".
La investigación, encabezada por las expertas Karin Foerde y Joanna Steinglass, arroja luz sobre los mecanismos neuronales que subyacen en esta "compleja enfermedad", según un comunicado.
A pesar de esa complejidad, apunta el texto, una de las características más comunes de los pacientes de anorexia nerviosa es su "selección persistente" de comida "baja en calorías y baja en grasa", que puede incluso mantenerse después de haber iniciado un tratamiento para ganar peso.
Estudios anteriores han examinado qué tipo de actividad cerebral se manifiesta en enfermos de anorexia nerviosa cuando contemplan "comida de manera pasiva", pero no está claro aún qué mecanismos gobiernan la toma de decisiones activas.
El equipo dirigido por Foerde y Steinglass analizó a 21 pacientes de anorexia nerviosa hospitalizados para recibir tratamiento y a otros tantos individuos sanos.
Los componentes de los dos grupos tenían que elegir alimentos saludables en distintos grados y alimentos con distintas clasificaciones de sabor.
Los científicos descubrieron que los enfermos de anorexia nerviosa casi siempre elegían menos alimentos con un alto contenido de grasa que los individuos sanos.
Las imágenes de las resonancias magnéticas efectuadas a todos los participantes mientras tomaban una decisión sobré qué comer revelaron que los anoréxicos experimentaban un aumento de la actividad en su región cerebral del estriado dorsal.
Los expertos también descubrieron que el análisis de la elección del alimento y el de la actividad del estriado dorsal sirve para predecir la cantidad de calorías que el enfermo de anorexia nerviosa va a ingerir "al día siguiente en una comida normal".
"Estos hallazgos sugieren que la actividad alterada de la estriada dorsal puede jugar un papel en la anorexia nerviosa, como lo hace en otros comportamientos relacionados a una mala adaptación", explica el texto.
Karin Foerde es miembro del Departamento de Psicología de la Universidad de Nueva York (EE.UU.) y de la División de Terapéuticas Clínicas del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York.
Joanna Steinglass trabaja en el Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York y en el Departamento de Psiquiatría del Centro Médico de la Universidad de Columbia en Nueva York.
EFE
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