Una catástrofe, como la ocurrida en el serpentín de Pasamayo, con un saldo de al menos 50 muertos, es una experiencia traumática que impacta en los sobrevivientes y alcanza a la sociedad en su conjunto.
Salud
Accidentes de tránsito
Ocho peruanos mueren a diario por accidentes de tránsito y las principales causas son el exceso de velocidad y la imprudencia del conductor, según reporta la Policía Nacional del Perú (PNP).
Los accidentes de tránsito son un problema de salud pública que, además de daños físicos, dejan secuelas psicológicas en los sobrevivientes. “Esta es una experiencia traumática del más alto nivel, el cerebro no está entrenado para manejarla. En muchas personas hay un estado de shock, se desconectan y en ese estado pueden tener sensaciones corporales extrañas, como si su cuerpo estuviera destruido o como si no sintiera parte de su cuerpo”, explica el médico psiquiatra Humberto Castillo.
En cuestión de minutos u horas, los heridos toman consciencia de la situación. “La mente vuelve en sí, entiende lo que ha ocurrido y ahí es donde lloran, se angustian, se desesperan, toman consciencia de que perdió algún órgano, extremidad, o si alguien murió”.
Según el especialista, se espera que en un lapso de dos semanas empiece un periodo de progresiva resignación y adaptación.
Sin embargo, es posible que ocurran casos de estrés postraumático. “Ahí es donde no pueden sacar el problema de su mente, cualquier cosa les hace recordar, solo están pensando en eso, el sueño se interrumpe varias veces, porque sueñan con la escena, es como si la volvieran a vivir”.
Los accidentes de tránsito también impactan en los familiares, quienes atraviesan un periodo de duelo, ante la pérdida de sus seres queridos.
Además, la población en general desarrolla empatía, es decir, se pone en el papel de las víctimas y surgen diversos roles. “La sociedad entra en un momento de crisis y se asignan roles, algunos son los culpables, otros son las víctimas, otros son los protectores. Tenemos un grupo que son los héroes, como los rescatistas y los que colaboran; aparecen los traidores, por ejemplo, las personas que han robado a los heridos”.
Y la sociedad exige sancionar a los culpables, destaca el psiquiatra Humberto Castillo, porque ello ayuda a recuperar la salud emocional de los afectados. “Las personas esperamos seguridad, pero depende de a quién le echen la culpa. Uno puede culpar al chofer, pero también se puede pensar en la calidad de la vía o en la ausencia de vías más adecuadas. Todos como sociedad, empezando por las autoridades, asumamos la responsabilidad”.
Según el médico, la respuesta de las autoridades y la solidaridad de la gente tienen un efecto sanador en las víctimas de accidentes de tránsito. Los 15 días posteriores a la experiencia traumática son claves, pues si no se ve recuperación, se debe buscar la atención de especialistas en salud mental.
Debemos apuntar a mejorar como sociedad, porque incluso las experiencias traumáticas nos dejan lecciones.
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