A pocos meses de que inicie un nuevo gobierno, algunos especialistas nos ayudan a dibujar los principales retos que tendrá el próximo Ejecutivo y Parlamento frente a la pandemia de la COVID-19.
Este 28 de julio de 2021, el Perú celebra el Bicentenario de su Independencia y una nueva administración asumirá la conducción del país en los próximos cinco años. Entre sus principales retos se encuentra el control de la pandemia de la COVID-19, una crisis sanitaria que venimos afrontando desde el 2020 y que seguirá por los próximos meses o años. ¿Qué retos tendrá el nuevo gobierno frente a la pandemia de la COVID-19?
El doctor Manuel Loayza, médico epidemiólogo y docente de la Unidad de Postgrado de la Universidad Norbert Wiener, comenta que hacer efectivas las negociaciones para la adquisición de vacunas, considerando las características y logística necesarias para conservarlas, es un reto importante para el nuevo gobierno.
“Para hacer efectiva la logística en la campaña de vacunación se debe tener patrones nominales que faciliten una programación efectiva, rápida, segura y que permita hacer seguimiento y vigilancia de la transmisión del virus. También replantear la respuesta de los servicios de salud en la atención de la COVID-19, fortalecer el primer nivel de atención para un diagnóstico temprano de la enfermedad y evitar la automedicación, construir plantas de oxígeno con mayores capacidades de este vital elemento en el servicio de salud. Continuar con la vigilancia epidemiológica de la transmisión”, menciona.
La médico internista Ana Ramos Rojas explica que uno de los principales retos hacia el Bicentenario es tener la prevención como un arma importante.
"A nivel de recursos, utilizar los que da el presupuesto nacional para desarrollar la infraestructura necesaria a nivel país, pero dando un impulso de más del 100% al primer nivel de atención que es donde se debe resolver la mayor cantidad de problemas de salud, no solo este (la COVID-19), sino las enfermedades que se han dejado de atender por esta situación, como las enfermedades crónicas y de la salud mental, estableciendo verdaderamente una red de atención integrada de salud, donde la atención primaria tenga la mayor cantidad de recursos que aseguren el mayor alcance de atención en la población", añade.
Por su parte, el doctor Manuel Mayorga, médico especialista en cuidados intensivos y director nacional de la Facultad de Salud UPN, considera que el reto inmediato frente a la pandemia de la COVID-19 que tendrá el nuevo gobierno será asegurar que todos peruanos, en los diferentes rincones del territorio nacional, sean vacunados con una vacuna que esté plenamente disponible, que sea eficaz y que sea segura.
“Tendrá que asegurar la disponibilidad de oxígeno; en segundo lugar, la adecuada disponibilidad de dispositivos no invasivos de administración de oxígeno de alto flujo; en tercer lugar debe garantizar la disponibilidad de camas UCI; y, en cuarto lugar, el nuevo gobierno deberá garantizar el número suficiente de profesionales de la salud. Recordemos que los recursos humanos en salud son recursos escasos. Antes de la pandemia ya teníamos una enorme brecha de recursos humanos en salud de por lo menos 60 mil profesionales. Iniciando la pandemia por lo menos el 30% de nuestros profesionales de la salud salieron al frente por ser adultos mayores o vulnerables por alguna comorbilidad y durante el primer año de la pandemia hemos visto morir a un gran número de profesionales de la salud. Solo en el caso de los médicos ya contamos la terrible cifra de 400 fallecidos. Por lo tanto, es imperativo retener a nuestros profesionales de la salud y por otro lado también es muy importante promover la rápida incorporación al mercado laboral de aquellos que están por egresar de nuestras universidades”, menciona.
GESTIÓN DE LA PANDEMIA HACIA EL 2022
El doctor Loayza añade que el Ministerio de Salud (Minsa) debe tomar el rol de autoridad sanitaria en todo el sector salud “para organizar una respuesta de instituciones públicas y privadas en la oferta para atención de la COVID-19”.
“Se deben intensificar las campañas comunicacionales de prevención de la COVID-19. Estas campañas deben ser focalizadas por grupos objetivos. Es importante comunicar los mitos y verdades sobre esta pandemia, que en muchas ocasiones genera lesiones graves a las personas que las realizan. Hay que intensificar la vigilancia genómica del virus que permite determinar qué variantes circulan y cuáles de estas generan mayor mortalidad. Hay que tener padrones nominales reales con direcciones correctas que permitan una buena programación para la vacunación contra la COVID-19. Estas diferencias harán que la presencia de muertes vaya disminuyendo y no incrementen cuando aparecen las olas, que son la punta extrema de la situación pandémica en el país”, añade.
Finalmente, el doctor Mayorga resalta que debemos vernos en el espejo de la llamada paradoja chilena, uno de los países que más y mejor han vacunado en el mundo.
“Sin embargo, a pesar de la amplia cobertura de vacunación y el muy corto tiempo, el número de infectados se ha incrementado de manera exponencial al punto de colapsar su sistema sanitario, y por primera vez, ya no tienen camas UCI y el oxígeno empieza a escasear al punto de tener que regresar nuevamente a cuarentena obligatoria estricta desde hace unos días. Es importante entender que la vacuna no previene la infección, es decir, la vacuna no evitará que nos infectemos o infectemos a otros, lo que hace la vacuna es evitar el desarrollo de una forma grave de la enfermedad que puede poner en riesgo nuestra vida”, afirma.
El especialista resalta que “aun cuando estemos vacunados es fundamental sostener y reforzar el uso del barbijo, así como evitar la concentración de personas en espacios reducidos, manteniendo un adecuado distanciamiento físico”. “Estas recomendaciones ahora son mucho más importantes que antes con la aparición de nuevas variantes de la COVID-19”, sostiene.
Añade que debemos recordar que una de las primeras pandemias por coronavirus en el mundo fue la pandemia de SARS, que se pudo contener e incluso erradicar de manera definitiva de la faz de la tierra sin contar con ninguna vacuna.
“Creo que una medida de salud pública altamente rentable y efectiva podría ser la distribución gratuita de mascarillas apropiadas y alcohol en gel en los lugares de mayor concentración. En algunos casos incluso debería incluir la dotación del pulsioxímetro por familia. Pero, esta distribución debe ir acompañada de una adecuada capacitación sobre el uso correcto de la mascarilla y la importancia de las medidas generales de prevención. Creo que en este punto, nuestras fuerzas armadas y las universidades podrían contribuir de manera decisiva en esta gran movilización social para vacunar, para distribuir y para educar. Adicionalmente debemos hacer un gran esfuerzo para contener la pandemia en el primer nivel de atención, pero esto solo será posible si verdaderamente hacemos una decidida inversión para el mejoramiento de infraestructura, la dotación de equipamiento básico y la contratación de profesionales de la salud”, finaliza.
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