El hula-hula no solo es un juego, es un tipo de ejercicio sano, silencioso y económico que ya es tendencia en medio de la pandemia.
¿Quién no ha intentado hacer hula-hula en algún momento de su infancia? Es hora de revivir esos momentos. El aro se está volviendo a ver en plazas, jardines y apartamentos. Algunos detalles sobre este movimiento, que ahora se presenta como deporte, y algunos consejos para no fracasar en el intento.
¿Por qué hacer hula-hula?
La entrenadora Saskia Richardt no tiene ninguna duda: "Es divertido y quien lo practica revive su infancia", asegura. Sin embargo, el "efecto nostalgia" no es lo único positivo en esta práctica, también hay cuestiones muy pragmáticas que hablan a su favor. El aro, como primer punto, es de uso totalmente flexible, con lo cual "se puede practicar con amigos en un jardín o mirando la serie favorita, delante de la tele", dice la experta de hula-hula Corinna Loroff.
Otra gran ventaja es que preserva la paz con los vecinos, porque, a diferencia de otros ejercicios, el hula-hula no requiere de saltos. Ni siquiera hace tanto ruido cuando el aro cae al suelo.
Además, el efecto en el cuerpo es muy positivo: "Fortalece y tonifica la zona del abdomen, la espalda y la cintura", explica Loroff. Cuando alguien logra sostener el aro en el aire, está de pie en una postura erguida y debe estar automáticamente en una buena postura para lograrlo, algo sumamente útil para compensar las largas horas delante del ordenador. Sumando el aro a las rutinas de ejercicios, se pueden quemar más calorías y generar un efecto de adelgazamiento.
¿Quién debería evitar el hula-hula?
En líneas generales, es poco lo que se puede hacer mal en el intento de bailar con el aro, dice el licenciado en deportes Lars Donath. "Pero si una persona sufre de dolor de espalda, si tiene una hernia de disco o una espondilitis anquilosante en la espalda, debería ser más cauto u optar por otro tipo de ejercicios", recomienda.
En principio hasta las embarazadas pueden hacer hula-hula, siempre y cuando no tengan ninguna molestia en particular ni existan contraindicaciones, es decir, razones médicas para evitar este tipo de movimiento. De todos modos, es recomendable comenzar de a poco y consultar antes al médico.
¿Cuál es el mejor aro?
No todos los aros son iguales. Actualmente pueden comprarse de muchísimos diámetros y de distinto peso. Algunos incluso tienen nudos de masaje.
"La elección del aro es decisiva", asegura Saska Richardt. Si uno elige uno que no tiene la medida óptima, puede perder rápidamente la motivación, ya sea porque aprender la técnica resulta mucho más complicado o porque deja moretones. "Lo ideal es comenzar con un peso de entre 1 y 1,2 kilos", recomienda Loroff. Si una persona pesa más de 85 kilos, puede comenzar con un aro un poco más pesado, de entre 1,5 y 1,8 kilos.
El diámetro depende de la altura del deportista. Lo mejor es medirlo de pie: si el aro llega hasta el ombligo, es el correcto. Ante la duda, siempre es mejor elegir el que sea un poquitito más grande, dice Richardt. "Cuando mayor el diámetro, más lento el movimiento del aro. Para los comienzos, es lo mejor", explica.
Los expertos no recomiendan optar por un aro con nudos como primer paso, porque presionan más la zona del estómago y pueden generar moretones a todos los que tengan poca práctica.
¿Cómo aprender la técnica?
El éxito de este ejercicio empieza con la selección del atuendo. "El aro se adhiere mejor a la piel que a las telas", dice Loroff, con lo cual en el caso de las mujeres la indumentaria perfecta consistirá en combinar unas leggins con un top deportivo. ¿Y qué hay de los hombres? ¡Que lo hagan con el torso desnudo!
Lo crucial es la técnica. "Es importante no caer en la tentación de hacer el mismo movimiento que el aro", advierte Richardt. Si uno cree que el ejercicio consiste en dar vueltas con la cadera hacia afuera, está equivocado. "Más bien hay que hacer un movimiento de la cadera de izquierda a derecha o de adelante a atrás", dice la entrenadora. Se puede hacer de pie, con los pies separados al ancho de las caderas, o colocados en posición de paso.
Es importante mantener en tensión la parte central o media del cuerpo y darle un buen envión al aro para que dé dos vueltas al cuerpo sin que uno haga demasiado esfuerzo. "Dicho sea de paso: es absolutamente normal que no todos den con el punto justo de inmediato. Hay que tener un poco de paciencia", dice Loroff, que también es instructora de hula-hula.
Otro punto importante: una vez que el deportista logra el punto del movimiento, ¡a no exagerar! Para los primeros pasos basta con hacer entre dos y cinco minutos seguidos. De ese modo, se evitarán los moretones. Con el tiempo esa marca se puede ir subiendo. "No hay límites. A veces yo miro una película entera y hago todo el tiempo hula-hula", cuenta Loroff. "Pero hay que estar atento y girar el aro en ambas direcciones, de modo de entrenar el tronco de un modo equilibrado".
¿Cómo tener una práctica más exigente?
Es posible incorporar el aro a las rutinas. "Se puede utilizar como peso, por ejemplo, sosteniéndolo sobre la cabeza al hacer sentadillas", propone Richardt. Siguiendo esa línea, puede integrarse en muchos ejercicios de fitness. A las abdominales o los saltos tijera. También se puede combinar con el baile. De hecho, se ofrecen muchos cursos de baile con el aro en algunos estudios o también online.
¿Se establecerá como tendencia?
El especialista Donath lo observa con cierto escepticismo: "Me parece más bien una moda que funciona porque la empujan desde las redes sociales", dice. Añade que no hay que esperar adelgazar demasiado. "Por supuesto que el hula-hula puede ser un gran propulsor de cambio hacia un estilo de vida más saludable y activo, pero es bueno pensarlo como complemento".
Con información de dpa
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