Los síntomas del estrés son varios y muy diversos. A nivel cognitivo, el más conocido es el bloqueo mental.
Vivir bien
Además de la rutina académica, otros factores externos influyen en los cuadros de estrés.
Cuando uno piensa en los exámenes de fin de año lo relaciona rápidamente con el estrés. Niños, adolescentes y jóvenes son los grupos más afectados cuando de tensión se trata. Liliana Tuñoque, psicóloga clínica, comenta que esta condición afecta de diferente manera a cada grupo.
“En el caso de los niños, ellos no son tan conscientes del término del estrés, en comparación con los adolescentes o a los jóvenes universitarios que tienen una mayor consciencia de lo que es estrés, tensión, de lo que son exámenes finales, del término de un ciclo académico”, comenta la especialista.
Además de la rutina académica, otros factores externos influyen en los cuadros de estrés. “Problemas familiares, económicos, de los padres, tal vez una posible separación, o problemas dentro de la familia. Estos pueden acentuar los problemas de estrés en los menores”, explica.
Los síntomas del estrés son varios y muy diversos. A nivel cognitivo, el más conocido es el bloqueo mental. A nivel fisiológico, la sensación de tener una opresión en el pecho, náuseas y dolor de estómago. Finalmente, a nivel conductual, los pacientes pueden presentar falta de apetito o hambre excesiva. Los cuadros de estrés recurrentes se agravan cuando síntomas físicos forman parte de su manifestación.
“La máxima expresión del estrés es cuando estos grupos somatizan, es decir, absorben ese estrés y presenta síntomas físicos: ronchas en la piel, insomnio, dificultad para respirar, problemas estomacales, taquicardia, dolores de cabeza, sudoración de las manos. Son síntomas de que nuestro cuerpo está reaccionando a esos niveles de estrés”, afirma Tuñoque.
Manejar adecuadamente el estrés es trabajo, también, de los padres. “Lo ideal es que los padres afronten esta etapa con sus hijos. Hacer un seguimiento, supervisar sus estudios. Ser un padre comprometido en la formación educativa de sus hijos. La labor debe ser compartida entre padres y maestros, para el bienestar de los menores”, finaliza.
No olvidemos que si bien el estrés se puede generar por diferentes factores a lo largo de nuestra vida, es nuestra manera de afrontarlo lo que hará la diferencia
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