Gracias al mecanismo de Obras por Impuestos, un pequeño pueblo piurano de grandes ceramistas tiene suministro de agua ininterrumpido. Ahora sus habitantes piensan en grande.
Ubicado en Piura, a solo cinco kilómetros de Chulucanas, La Encantada es un pueblo 2.500 habitantes que durante décadas languideció de sed. El talento de sus ceramistas, herederos de las técnicas Vicús, atraía turistas y generaba algunos ingresos, pero la ausencia de un servicio continuo de agua potable y alcantarillado era un impedimento para ofrecer a los visitantes mejores servicios y condenaba a los residentes a una vida austera y difícil. En realidad, los habitantes de La Encantada vivían pendientes de recolectar y almacenar agua en todos los recipientes que tuvieran a mano. Para los pocos que podían pagarla, el agua costaba diez soles por dos cilindros diarios, un precio astronómico. Para todos, darse una ducha era un lujo imposible.
Las cosas han cambiado de manera radical en este pueblo que desde junio del 2012 cuenta con suministro domiciliado de agua potable y desagüe durante las 24 horas del día. A los niños no solo se les enseña que deben lavarse las manos varias veces al día; ahora pueden hacerlo, por lo que la incidencia de enfermedades diarreicas agudas e infecciones respiratorias se ha reducido sensiblemente. Y los turistas no solamente llegan para comprar artesanías, también pueden disfrutar de una exquisita cocina elaborada con los estándares de servicio e higiene adecuados. La Encantada cuenta ahora, incluso, con un bello parque donde los niños pueden jugar a gusto.
Contar con servicio ininterrumpido de agua potable y alcantarillado era un anhelo postergado por décadas. En 2006, la población de La Encantada, reunida en una asamblea de presupuesto participativo, decidió iniciar las gestiones para emprender las obras, pero la falta de financiamiento era un escollo difícil de salvar. Todo cambió luego de que un funcionario del Banco de Crédito del Perú llegara de visita y, luego de constatar las necesidades del pueblo, estableciera contacto con el Gobierno Regional de Piura y ProInversión. Así se dio inicio a un proyecto de Obras por Impuestos (OxI) que fluyó de forma rápida y eficaz.
El mecanismo de OxI permite que un privado realice obras de alto impacto social a cuenta de una parte sus tributos. Así, la eficiencia y celeridad que suele caracterizar a la empresa privada puede utilizarse para cerrar brechas en localidades con necesidades urgentes y escaso acceso a financiamiento, como la Encantada.
Tras la aprobación del proyecto, en noviembre de 2011, llegó a la maquinaria al pueblo. Se perforó un nuevo pozo tubular, se construyó un reservorio elevado de 140 m3 de capacidad y dos lagunas de oxidación. Se cambiaron las tuberías de las antiguas redes de distribución y alcantarillado y se instalaron 654 nuevas conexiones domiciliarias de ambos servicios. En junio de 2012, todo estaba listo para la inauguración. Desde entonces, La Encantada es un mejor lugar para vivir.
Para el alcalde del pueblo, Jaime Montero, la llegada del agua potable marcó el inicio de una nueva era. No solo por que aumentó la calidad de vida de la población, mejoró su salud y le permitió tener una preocupación menos; también ha generado nuevas posibilidades de emprendimiento. “Tener agua y desagüe es acceder a una cultura diferente”, señala Emilio Antón, ex presidente de la Asociación de Ceramistas del pueblo. “Ahora vamos hacia delante, atendemos adecuadamente al turista, ya le podemos ofrecer baños adecuados”, destaca. Gracias al agua, La Encantada ahora puede florecer.
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