Una mirada a los avances tecnológicos que irrumpen en nuestro organismo para diagnosticar, reparar o curar.
Las tecnologías de vanguardia irrumpen en el cuerpo humano para diagnosticar, reparar o curar. Aquí algunos de los objetos futuristas ya existentes en la medicina actual:
Cámaras en una píldora. Como en la película norteamericana de los años 60, “El Viaje Fantástico”, donde un submarino miniaturizado y su tripulación viajan a través del cuerpo humano, la “video-cápsula” es una cámara fotográfica miniaturizada del tamaño de una píldora. El objetivo es explorar el tubo digestivo, por ejemplo en casos de sangrados inexplicados. Esta cápsula, que se utiliza una sola vez, capta más de 50.000 tomas durante su viaje interior, hasta la expulsión por vías naturales.
La ventaja con relación a la endoscopía es que no necesita anestesia. Se recomienda al paciente caminar durante el examen para facilitar la progresión de la cápsula. Sin embargo, uno de los principales inconvenientes es que cuesta 600 euros.
Impresión en 3D de tejidos vivos. Aplicar el principio de las impresoras en 3D a los tejidos vivos es la misión que persiguen actualmente varios laboratorios en el mundo. El objetivo es, mediante la superposición de finas capas de células, reproducir tejidos como cartílago y órganos enteros para injertarlos. Ya ha habido varios adelantos en Estados Unidos, China y Gran Bretaña. En el laboratorio Biomateriales y reparación de tejidos de la Universidad Victor Segalen de Bordeaux (suroeste de Francia), el investigador Fabien Guillemot trabaja en la recreación de tejidos utilizando técnicas de impresión en laser.
“La idea es reconstruir, directamente in situ, dentro del cuerpo humano, el tejido de un órgano afectado, imprimiendo directamente los elementos biológicos”, explica. Este adelanto plantea cuestiones éticas. “Se puede imaginar la utilización de estas tecnologías (…) para fabricar tejidos artificiales cuyo desempeño será superior al de los tejidos y órganos actuales, lo cual no es necesariamente deseable”, agrega Guillemot.
Electrodos en la retina. Para curar la retinopatía pigmentaria, una enfermedad genética degenerativa que vuelve ciego a los 40 años, se está imponiendo en Estados Unidos y Europa una solución del alta tecnología: “el ojo biónico”.
La idea es simular artificialmente el ojo con electrodos que se colocan en la retina enferma, para recrear la visión. Más de mil pacientes ya recibieron “retinas artificiales”.
“Si nos hubieran hablado de esto hace diez años, hubiésemos dicho que era ciencia ficción. Hoy es una realidad”, comenta Gérard Dupeyron, jefe del servicio de oftalmología del hospital de Nîmes (sur de Francia). Un ojo biónico cuesta unos 100.000 euros.
Páncreas artificial. En muchos casos de diabetes, las inyecciones ya son cosa del pasado. La bomba de insulina, que toma la forma de una discreta cajita llevada en la cintura, revolucionó sin ruido la vida de muchos pacientes.
“Las bombas son sistemas de inyección destinados a simular el funcionamiento normal del páncreas”, explica el diabetólogo Léon Perlemuter en el portal de la liga de diabéticos de Francia.
Un dispositivo electrónico, dotado de una reserva de insulina y de un sistema de inyección conectado al cuerpo por un catéter y una pequeña aguja, permite liberar en forma continua la dosis de insulina adecuada. La última etapa sería un aparato autónomo e invisible implantado en el abdomen.
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