Tiene un emprendimiento deportivo de ayuda social, es una estrella de Facebook y aún con todo eso se da tiempo para perseguir su meta de llegar a ser campeón del mundo.
Jonathan Maicelo es un peleador de la calle. Creció en los Barracones, en medio de mucha pobreza y necesidades. Ahí había que pelear para sobrevivir.
De pequeño su abuela le enseñó una lección que lo acompañaría por el resto de su vida. Ella le dijo que si llegaba a la casa todo golpeado, con moretones, ella lo iba a golpear por dejarse.
Así aprendió a defenderse. Pero Jonathan no supo del box hasta los 13 años. Sus amigos del colegio lo llevaron con engaños a un gimnasio y quedó fascinado, asombrado como si el ring lo hubiera estado esperando por años.
Su primera pelea no la ganó, pero tampoco la perdió. Su maestro de ese entonces, al ver lo indisciplinado que era, quiso desanimarlo y lo utilizó de sparring contra un sujeto un poco más alto y con más experiencia.
Su contrincante de aquella vez fue alguien con muchas cualidades. Tenía más conocimientos de box, más tiempo de entrenamiento y todos los movimientos que su entrenador le pudo haber enseñado. Sin embargo, no le pudo ganar aun cuando él era solo un adolescente indisciplinado. Ese fue un momento clave para el inicio de su carrera profesional.
Sueño complicado. Han transcurrido 20 años desde que Maicelo se inició como boxeador. Ha construido su carrera esquivando golpes de sus rivales, y golpes de la vida misma.
Los estilos hacen las peleas en el boxeo. Jonathan Maicelo cuenta con la velocidad y las condiciones técnicas para poner en problemas a cualquiera que se le ponga en su camino. Así ha logrado conseguir varios triunfos, como el título de la categoría peso ligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en el 2009, tras superar al argentino Leonardo Cáceres.
Maicelo continuó convirtiendo sus peleas en triunfos y aumentó su experiencia sobre el ring. En el año 2012 lucha contra el ecuatoriano Fernando Angulo y se lleva el título de campeón latinoamericano de la Asociación Mundial de Boxeo. Así ha ido consolidando su carrera como boxeador y regalando alegrías a todos sus fanáticos y seguidores.
Tras una serie de victorias, en enero de 2015 se enfrenta por primera vez por el título de los pesos ligeros de la AMB contra el boxeador colombiano Darley Pérez, quien lo derrota.
Este es el momento más duro de su carrera, pero Jonathan no se derrumba tan fácil. Se enfoca en su entrenamiento y se recompone. Tras siete meses sin pelear, acepta enfrentarse contra el estadounidense Brandon Bennet, a quien vence por decisión unánime en Washington. Estaba de vuelta.
Hoy suma 25 victorias, 12 nocauts y solo 3 derrotas. Estas cifras lo mantienen en el ránking top y lo ponen más cerca de ganar el título mundial peso ligero AMB.
Empresario solidario. “A mí no me tienen que pintar el cuento de la pobreza, yo la he vivido”. Motivado por su propia historia y necesidades de pequeño, decidió asociarse con Fernando Tamayo, fundador de Yaqua, emprendimiento social que vende agua embotellada para promover proyectos de agua potable en zonas pobres.
Jonathan Maicelo compartió con él su sueño de poner un gimnasio. Así nació Fighter Club, un gimnasio que cobra una mensualidad accesible a cambio de financiar becas para deportistas de bajos recursos. Su sueño es transformar la energía negativa de los jóvenes de las calles en ganas de salir adelante. Esto lo logra a partir de la enseñanza de deportes de contacto, como el Box, Muay Thai, Jiu Jitsu, entre otros.
El gimnasio está ubicado en Los Olivos, pero espera este año poder abrir tres locales más, entre Chorrillos e Independencia. El siguiente objetivo del boxeador es que en el mediano plazo Fighter Club se convierta en la cadena más importante de gimnasios para deportes de contacto de todo el Perú.
Convertido en un empresario serio, Jonathan está seguro que su gimnasio mantendrá alejado a estos jóvenes de la delincuencia y los volverá personas de bien. Su objetivo es tener 10 centros de entrenamiento en todo el país y más de 10,000 personas entrenando.
Jonathan Maicelo ha representado al Perú desde juveniles y desde que empezó a competir profesionalmente no ha dejado de apoyar económicamente a su familia. Su infancia, dura y desafiante, le permitió desarrollar un alma de guerrero y unos puños capaces de golpear a cualquiera que se le ponga al frente.
Maicelo no pierde la calle, pero tampoco la humildad. No factura con escándalos. Lo suyo es el deporte, pero además ayudar.
Gracias a Entel Jonathan Maicelo se está recargando para la siguiente pelea.
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