La agresividad no es gratuita en los pequeños. En lugar de castigarlos, es necesario entender las causas para ayudarles a corregirse.
¿De pronto parece imposible controlar la agresividad de tu hijo? ¿El pequeño agrede a otros sin motivo aparente? Golpear, insultar, ofender, burlarse de los demás, usar palabras inadecuadas y hacer rabieta están catalogados como conducta agresiva. Los especialistas señalan que esto es frecuente en los niños pequeños, pues no saben aún cómo canalizar adecuadamente sus deseos y necesidades.
Sin embargo, esto no significa que los adultos se crucen de brazos y no hagan nada al respecto.
El Programa de cuidado de la salud infantil de California señala que los niños agresivos tienen más probabilidades de ser rechazados como compañeros de juego y a menudo continúan teniendo problemas para llevarse bien con los demás a medida que crecen. Por lo tanto, es importante que los profesionales del cuidado y la educación de niños pequeños trabajen con el niño y la familia y les enseñen comportamientos más aceptables tan pronto como sea posible.
Para controlar la conducta agresiva del niño, hay que tener en cuenta lo siguiente:
1. No devolver su agresividad con otra agresividad. Las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la conducta de modelos agresivos.
2. Los niños se relacionan con los demás de la misma forma que lo hacen sus padres. Si la relación es hostil, probablemente el niño seguirá ese modelo de comportamiento.
3. Reconoce el sentimiento que el niño tiene, enséñale a que use palabras para expresar sus sentimientos.
4. Fija límites claros. Dile al niño: “no está permitido agredir a otro niño aquí, éste es un lugar seguro y no puedo permitir que la hagas daño a los demás”.
5. Resuelve problemas con el niño. Dile: “La próxima vez que quieras el juguete que tiene otro niño, pídele antes de hacer otra cosa u ofrécele intercambiarlo por otro juguete.” Para ayudar a los niños a turnarse para jugar con los juguetes más populares, puedes establecer intervalos de tiempo.
6. Ayude a entender al niño cómo se siente el niño que recibió la agresión. Dile: “¡Eso duele!”. Cuéntale cómo a nadie le gusta ser agredido.
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