La ansiedad, mareos o náuseas pueden ser señales de que tus hijos no están manejando adecuadamente situaciones de estrés.
Las preocupaciones y el estrés no son exclusividad del mundo de los adultos. En diferente medida y por diferentes situaciones, los niños también se estresan y necesitan atención especial para que no se vean afectados en su formación.
Hay que poner atención a los síntomas que te pueden revelar que tus hijos están estresados y necesitan atención especializada. “Por ejemplo, los niños muestran mucha ansiedad, preocupación, rechazo a asistir a la escuela, o manifestaciones corporales como mareos o náuseas”, refiere José Mogrovejo, docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y especialista en psicología educativa.
¿Qué puede provocar estrés en los pequeños?
Entre muchas otras razones, los estudiantes se suelen quejar de la exigencia académica y la demanda de tareas. “El estrés es una reacción de adaptación en la que hay una percepción de sobreexigencia, donde la capacidad de respuesta no es suficiente para la dificultad o el volumen de deberes que los chicos deben enfrentar. Entonces se empiezan a producir preocupaciones y angustia con correlaciones de carácter biológico”, explica el psicólogo.
Para los padres esto puede pasar desapercibido porque solo se enfocan en que los niños hagan sus deberes y saquen buenas notas, sin conversar con ellos, creyendo que solo se trata de indisciplina. Entonces, hay una doble presión desde la escuela y desde la casa. “Algunos chicos tienen predisposición a la tensión o umbrales muy bajos de tolerancia a la presión psicológica, por lo que reaccionan con mucha mayor sensibilidad a las expectativas puestas en ellos”, señala Mogrovejo.
Si reconoces alguno de estos síntomas en tus hijos, acude a un especialista para que haga un diagnóstico más preciso y objetivo. Luego, siempre con la ayuda del experto, hay que enfocarse en que aprendan a manejar las presiones del ámbito escolar y familiar. Sin embargo, lo fundamental es conversar para despejar sus dudas en torno a las expectativas que tenemos de ellos y ayudarles a alcanzar sus metas en función a las capacidades y recursos que posean.
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