La temperatura media del ser humano es de 36,7 °C. Cuando el cuerpo siente más calor de lo normal y la temperatura sobrepasa los 37,2°C se habla de fiebre tanto en adulto como en niños.
La fiebre puede ocurrir por infecciones provocadas por microorganismos (bacterias, virus u hongos), así como por enfermedades con inflamación y también por ciertos medicamentos. Para combatirla se debe guardar reposo, una dieta blanda y tomar abundantes líquidos contra la deshidratación.
Además, cuando la fiebre se vuelve elevada o persiste durante horas o días, se requiere una temperatura ambiente de entre 21 y 22 grados. Hay que evitar el exceso de abrigo en la cama y usar ropas ligeras para facilitar la pérdida de calor.
Los anti-inflamatorios no esteroideos son los fármacos más indicados para combatir la fiebre. Entre los más recomendados figuran el ácido acetilsalicílico, el paracetamol y el ibuprofeno. Se debe suministrar siempre que se haya confirmado que el paciente no es alérgico a estas medicinas. El ibuprofeno se recomienda en niños mayores de seis meses.
Según la web especializada Muy Saludable, existen otras medidas caseras que pueden ayudar a descender la temperatura corporal:
- Aligerar la ropa para que el calor se disipe.
- Evitar temperaturas altas en el dormitorio o donde se encuentre reposando la persona. Debe tener buena ventilación.
-Tomar un baño caliente o tibio y dejar que la temperatura del agua vaya bajando con los minutos.
- Colocar compresas frías en la frente.
- Seguir una dieta líquida para facilitar la rehidratación.
La fiebre puede venir acompañada de otros síntomas que también hay que tratar como los escalofríos, tos, dolores musculares, falta de energía, entre otros. De hecho, la fiebre no es una enfermedad sino una señal de que el sistema inmunológico está combatiendo para evitar posibles infecciones.
En ocasiones, la fiebre puede ser signo de condiciones más complicadas como la malaria, tuberculosis, influenza, neumonía o meningitis. Por ello, si la fiebre es muy alta en un bebé de menos de tres meses, es mejor acudir al especialista. Lo mismo aplica en el caso de niños más grandes y adultos donde la fiebre persiste por varios días.
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