El director es pieza clave dentro del aprendizaje de los estudiantes y docentes. Descubre las ventajas de tener un buen director en las escuelas de nuestro país.
Los escolares han mejorado sus habilidades matemáticas, sin embargo, 8 de cada 10 estudiantes peruanos aún tienen dificultad con la lectura y no comprenden lo que leen, según la Evaluación Censal de Estudiantes, Minedu, abril, 2017. Las deficiencias en la calidad educativa suele explicarse por la falta de capacitación docente, la desnutrición, la deficiente infraestructura y el deterioro del salario de los docentes que desincentiva a los mejores talentos. Sin embargo, las luces de los reflectores deberían apuntar a la máxima autoridad de una institución educativa, a quien se le ha encomendado una tarea fundamental: asegurar y mejorar los resultados de aprendizaje.
De todas las responsabilidades de un director, la vinculada con los resultados de aprendizaje es la más importante, sin embargo, los padres de familia y la opinión pública lo percibe como un director-tramitador en la UGEL, centrado en temas administrativos. El éxito en el aprendizaje se relaciona, directamente, con el éxito de la gestión del director. Es por ello que no basta ser un buen profesor de aula para dirigir, se requieren una serie de competencias en cuanto a la gestión pedagógica e institucional.
¿De qué manera el director puede aportar en el aprendizaje?
Es la pieza clave. Para que se cumplan las metas de aprendizaje depende de la capacidad del director para definir objetivos, trazar estrategias, diseñar procesos de evaluación y, sobre todo, de motivar a los docentes.
Un buen director identifica cuáles son los grados y áreas del conocimiento más críticos con el fin de focalizar las experiencias de aprendizaje hacia el logro de los objetivos, organiza ambientes de aprendizaje de acuerdo con las características de los estudiantes y crea espacios para la interacción, información, producción y exhibición. Estos espacios pueden ser de tres tipos: el salón de clases, ambiente real (laboratorios, biblioteca, áreas verdes, instituciones como el JNE, una municipalidad, una compañía de bomberos, entre otros) y virtual (las TIC).
Además, propone y define con el equipo docente las mejores estrategias pedagógicas y materiales didácticos para que los estudiantes apliquen los conocimientos y habilidades adquiridas. Facilita las condiciones para el desarrollo de habilidades y competencias valiosas para toda la vida y promueve la formación en valores, junto con la plana docente.
Asimismo, plantea estrategias y contenidos educativos para que los estudiantes aprendan a problematizar situaciones de la vida diaria desde sus propias perspectivas, contribuyendo con ello a la construcción de ciudadanía. Además, propicia un clima escolar favorable al aprendizaje y crea espacios, más allá del salón de clases, que contribuyan al desarrollo humano integral de los estudiantes.
Un buen director evita que se propale el individualismo en los profesores, los motiva a trabajar en equipo y reconoce sus logros. Además, brinda un acompañamiento docente y participa en la solución de conflictos en el entorno educativo que podrían perjudicar los logros de aprendizaje si no son atendidos a tiempo.
Grandes desafíos
Uriel Montes, coordinador de la Maestría en Educación con mención en Gestión de Instituciones Educativas de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, explica que hoy el contexto que enfrenta un director de escuela es mucho más complejo porque debe conocer los nuevos escenarios de aprendizaje y aplicarlos para promover la convivencia democrática, la diversidad cultural y la modernización de la gestión educativa. Necesita habilidades para integrar las bases teóricas de la educación y de otras especialidades que permitan responder innovadoramente y con efectividad.
El especialista es consciente que todos los directores y directoras enfrentan una maraña burocrática resistente al cambio en sus instituciones, así también procedimientos que en su mayoría desaprovechan las ventajas de las TIC y los ya, tristemente célebres, problemas vinculados a la falta de presupuesto y herramientas de gestión. Sin embargo, la creatividad y la capacidad de innovación permiten efectuar cambios sustantivos en la gestión pedagógica.
Es muy importante que esta tarea sea asumida con responsabilidad tanto en las instituciones públicas como privadas. No olvidemos que la baja comprensión lectora es aún más marcada en Lima Metropolitana debido a la deficiente calidad en la educación privada, tal como lo expresó la entonces ministra de Educación, Marilú Martens.
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