Durante la pandemia, los mercados itinerantes nos han permitido abastecernos de productos de primera necesidad a buenos precios utilizando espacios abiertos, sin aglomeraciones y reduciendo el riesgo de contraer COVID-19.
Los mercados itinerantes nos facilitan poder comprar alimentos sanos y a precios accesibles directamente a pequeños productores y, durante la pandemia, se han convertido en una forma de reactivar la economía. Además, cumplen un rol importante al aprovechar los espacios públicos, brindándonos la oportunidad de proveernos de productos en espacios abiertos y reduciendo el riesgo de contagiarnos de coronavirus.
Ahora, durante esta segunda cuarentena, sin poder movernos lejos de casa, una vez más nos damos cuenta de que los espacios públicos deben ser multifuncionales y adaptarse a nuestras necesidades. De hecho, una de las recomendaciones de ONU Hábitat para estos tiempos es establecer mercados temporales de alimentos en espacios públicos para descongestionar los mercados existentes.
Esto fue posible en Perú cuando en nuestro primer confinamiento, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) -antes llamado Minagri- impulsó la implementación de mercados itinerantes denominados “De la Chacra a la Olla” para llevar alimentos a zonas afectadas por la pandemia.
Una de las principales ventajas de contar con este tipo de mercados es la distribución de alimentos de manera organizada y con bajos riesgos, descentralizando los grandes mercados y colocando estratégicamente lugares de venta en espacios públicos como parques zonales, calles cerradas y lozas deportivas de cada distrito.
Mercados temporales para ordenar el comercio ambulatorio
En nuestro país, según el INEI, el 68 % de la población se encuentra en el sector informal y durante la cuarentena se han perdido 1 millón de empleos solo en Lima Metropolitana. Asimismo, factores como la creación de insuficientes empleos formales, el complejo proceso de los trámites y los altos costos para iniciar un negocio son algunos de los factores que afectan la formalización de los comerciantes.
De igual forma, Ciudades Cómo Vamos destaca la urgencia de reconocer la importancia del comercio en la vía pública como parte activa de la vida colectiva y cultural de nuestras ciudades.
En este sentido, es importante señalar una propuesta que fue llevada a cabo en Lima durante los primeros meses de la pandemia, donde vendedores ambulantes que ocupaban vías de alto tránsito fueron reubicados en espacios temporales habilitados en parques zonales con todos los protocolos de bioseguridad para prevenir contagios.
De esta manera, la medida se replicó a lo largo de la capital y espacios públicos como el parque Sinchi Roca (Comas), Las Malvinas (Cercado de Lima) y los clubes zonales Cahuide (Ate) y Huayna Cápac (San Juan de Miraflores) se convirtieron en mercados temporales. Además, para mantener el orden y evitar la concentración de personas, las comunas distritales de Lima Norte empadronaron a los ambulantes que deseaban reubicarse.
Comprar al aire libre con todos los protocolos de bioseguridad
Los espacios abiertos con protocolos como el distanciamiento social, el acceso a artículos para la desinfección de manos y la fiscalización del uso obligatorio de mascarilla nos pueden garantizar el acceso a nuestros alimentos sin que esto signifique un riesgo para los distribuidores, comerciantes y compradores.
Por ello, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego junto con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) nos dan algunas recomendaciones:
• Los mercados itinerantes deben estar en espacios abiertos a fin de evitar las aglomeraciones y espacios cerrados.
• Mantener al menos un metro y medio de distancia de cualquier persona, y en especial si tienen síntomas respiratorios de infección (por ejemplo, tos y estornudos).
• Lavarse las manos frecuentemente con jabón como mínimo durante 20 segundos.
• Limpiar y desinfectar todas las superficies, inclusive los empaques de los productos que se compran para el consumo.
• Usar mascarillas y guantes si hay exposición o riesgo al agente infeccioso.
• Abstenerse de tocarse la boca, la nariz y los ojos.
• De ser posible contar con el apoyo de personal médico, tópico o ambulancia para alguna descompensación o accidente; así como con equipos de emergencia y botiquines de primeros auxilios.
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