El informe encargado de la NASA a un comité de 16 expertos recomendó crear una división oficial para la promoción de la investigación sobre vida fuera de nuestro planeta. Pese a las primeras conclusiones, la agencia espacial “no niega la posibilidad” de que exista tecnología no humana.
Finalmente tras meses de estudio, la NASA ha publicado su primer informe oficial sobre el estudio de fenómenos anómalos no identificados (UAP), nombre formal con el que se conoce a los avistamientos de ovnis.
A través de una investigación comandada por 16 expertos en el campo, la agencia ha llegado a señalar que “no hay razones para concluir” que los avistamientos estudiados tengan algún origen extraterrestre.
Pese a ello, y de la voz del propio Bill Nelson, administrador adjunto de la NASA, "una posible tecnología alienígena desconocida operando en la atmósfera terrestre" no es una posibilidad que la agencia esté dispuesta a negar.
No es un informe concluyente
El estudio fue encargado por la NASA para comprender mejor cómo la agencia puede contribuir a los esfuerzos del gobierno de EE. UU. para promover el estudio de este tipo de fenómenos, los cuales han generado una gran preocupación entre los miles de militares que afirman ser testigos de estos avistamientos.
Ante las conclusiones, las cuales son más sugerencias que demostraciones, la NASA ha anunciado que nombrará un director de investigaciones de UAP, el cual centralizará las comunicaciones, los recursos y las capacidades de análisis de los datos que rodean estos eventos anómalos.
"Vamos a ser claros y abiertos sobre la cuestión. El informe independiente de la NASA no ha encontrado ninguna evidencia de vida extraterrestre en los UAP, pero es que no sabemos lo que son, vamos a intentar averiguarlo", refirió el máximo ponente.
El equipo de estudio independiente, creado fuera de la NASA, utilizó datos no clasificados de entidades gubernamentales civiles, datos comerciales y datos de otras fuentes para fundamentar sus hallazgos y recomendaciones en el informe. Actualmente existe un número limitado de observaciones de alta calidad de UAP, lo que hace imposible sacar conclusiones científicas firmes sobre su naturaleza.
Según declaraciones de Nelson, los UAP “representan una amenaza latente” para la seguridad de la aviación y para la seguridad nacional. Recordemos que también existe una gran posibilidad de que este tipo de dispositivos sea, más que vida extraterrestre, armas secretas de países rivales.
No más estigmas
El informe es claro al pedir al gobierno de Estados Unidos que debe establecer un sistema centralizado de informes y análisis de estos fenómenos en sus múltiples agencias. Claro está, también debería financiar su investigación y desarrollar tecnologías avanzadas para su estudio.
Algo clave es que pide desestigmatizar el estudio de este campo para poder así alentar al personal militar y civil a informar los avistamientos que tengan, sin pensar en las burlas o críticas que reciban.
Los datos que se obtienen a la fecha sobre avistamientos de UAP son “incompletos o de mala calidad”, lo que dificulta la obtención de conclusiones definitivas sobre el origen de ellos.
El documento no proporciona un número total de avistamientos de fenómenos aéreos no identificados. Sin embargo, el informe menciona que entre el 5 de marzo de 2021 y el 30 de agosto de 2022, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos recibió un total de 247 nuevos informes de UAP, según un análisis publicado por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) en 2022. En contraste, se habían presentado 263 informes en los 17 años anteriores a marzo de 2021. Además, el informe menciona que la Asociación de Pilotos de Aviación de Investigación de Fenómenos Aéreos Anómalos (AARO) ha recopilado más de 800 eventos reportados, incluidos los datos de la Administración Federal de Aviación (FAA).
El equipo pide que la NASA utilice la IA para poder clasificar y describir de mejor manera todos estos casos. Eso sí, primero pide poder acumular un catálogo extenso de avistamientos y que, una vez curados, sirvan para entrenar redes neuronales que “puedan caracterizar desviaciones de lo normal”.
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