Luego de rehusarse a señalar su identidad para “evitar burlas y ataques”, la NASA ha revelado el nombre del nuevo director de fenómenos anómalos no identificados (UAP).
Hace algunos días, la NASA reveló al mundo su primer informe oficial sobre fenómenos anómalos no identificados (UAP), nombre clave para los avistamientos ovnis que han sido reportados desde décadas pasadas.
Dentro de sus conclusiones y sugerencias, además de no asegurar que dichos eventos sean necesariamente provenientes de otros planetas, se puntualizó la necesidad de crear una división oficial de investigación de UAP en la agencia, solicitud que fue correspondida por la entidad.
Por lo mismo, ahora dentro de la NASA se cuenta con su Dirección de Investigación de UAP. La pregunta era clara y los periodistas asistentes a la revelación mundial del informe lo hicieron presente: ¿Quién la dirige?
Las respuestas de Bill Nelson, administrador de la agencia, no ayudaron: no se quería revelar su identidad para evitar que fuera acosado o fuese víctima de burlas y críticas en redes sociales.
Sin embargo, solo tuvo que pasar algunas horas para que finalmente la NASA ceda a la presión pública y mencionara el nombre del actuar líder de investigación: Mark McInerney.
Del clima a los avistamientos
McInerney era -hasta antes de obtener dicho cargo- un científico de datos climáticos. Como tal, era el nexo entre la NASA y el Departamento de Defensa.
Estudió meteorología en la Universidad Central de Michigan. Posteriormente obtuvo un máster en ingeniería de software e informática en la Universidad Estatal de Grand Valley.
Su historial en el campo climático es excelso, siendo incluso homenajeado en 2003 con la máxima distinción del Servicio Meteorológico Nacional de la Administración Nacional Océanica y Atmosférica (NOOA). Se convirtió en un especialista senior en huracanes, donde participó en el seguimiento y predicción de tormentas tropicales en las costas estadounidenses.
En 2010 cambió de agencia y se mudó al Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la agencia espacial. Desde allí ha participado en la formación de estrategias técnicas del Sistema de Datos e Información del Sistema de Observación de la Tierra.
En 2016, ascendió a analista de políticas, donde asesoró al administrador de la NASA en diversos temas relacionados con la exploración espacial, la ciencia y la tecnología.
Pero ahora tiene un nuevo puesto, uno en el que “centralizará las comunicaciones, los recursos y las capacidades de análisis de datos para establecer una base de datos sólida para la evaluación de los avistamientos”. Guiado de la IA, intentará generar un catálogo lo suficientemente grande e importante para mejorar la recolección de datos e información sobre estos eventos misteriosos en el cielo.
Con el informe también se sugiere que el gobierno de EE. UU. debe desestigmatizar las denuncias de avistamientos en todas sus entidades. La elección de McInerney es uno de sus primeros pasos.
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