Natasha Kulviwat ganó 50 mil dólares gracias al descubrimiento de biomarcadores en los cerebros de suicidas. Su investigación es clave para impulsar su prevención.
Una estudiante de 16 años ha ganado 50 mil dólares y el premio Gordon E. Moore por su estudio en el cerebro de personas que se suicidaron, buscando biomarcadores en común que puedan caracterizarlos en medio de estas fatales decisiones.
Natasha Kulviwat estudió desde hace seis meses los cerebros de 10 suicidas, órganos que fueron donados por sus familiares a la Universidad de Columbia para su análisis. ¿Los resultados? El papel de una proteína llamada claudina-5.
La proteína de suicidas
La joven estudió estos 10 cerebros junto a un grupo de control de 10 tejidos de personas que fallecieron por otras causas.
Los cerebros de los suicidas mantenían un mayor número de citocinas, proteínas cruciales para controlar el crecimiento y la actividad de otras células, inflamatorias. Según la especialista, además de su actividad normal, también se pueden liberar cuando no hay una amenaza. Un ejemplo es el estrés.
La investigación señala que estas proteínas inflamatorias afectan a otra denominada claudina-5. Estas se encuentran en células que forman la barrera hematoencefálica (BBB, por sus siglas en inglés), desempeñando un papel importante en la regulación de las sustancias que pasan de la sangre a las células cerebrales.
El estudio ganador detalla que los altos niveles de claudina-5 también se encontraron en neuronas y microvasos de los suicidas, lo que pudo ser neurotóxico en exceso.
¿En conclusión? La claudina-5 puede ser un biomarcador que se encuentre en personas que piensan directamente en terminar con su vida.
Su estudio no es pionero, pero se complementa con otros. Una revisión de la investigación, publicada en 2021, encontró algunos biomarcadores potenciales, incluidos los químicos involucrados en la respuesta del cuerpo al estrés o que interactúan con la serotonina, pero ninguno de los estudios analizó la claudina-5.
Rasgos para analizar
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., hasta la fecha, el riesgo de suicidio se evalúa al observar antecedentes como depresión u otra enfermedad mental, además de factores psicológicos de análisis de su vida.
Este tipo de investigaciones quieren también poner en importancia que existen algunos procesos fisiológicos involucrados en el suicidio, los cuales también se podrían combatir con medicamentos específicos.
En este sentido, la publicación detalla que los medicamentos psiquiátricos para la depresión y ansiedad no interactúan con la claudina-5. Kulviwat sí encontró que los medicamentos antiinflamatorios sí lo hacen, pero se necesita más investigación al respecto. Ella intentará hacerlo próximamente probando estas medicinas en modelos animales.
El tamaño del análisis de cerebros es corto, por lo que la joven quiere expandir estos análisis a muestras más grandes, para lo que se unirá al Instituto Nacional de Salud para ello.
Ella ya es considerada como una de las principales científicas en la prevención del suicidio. Comenzó a los 13 años, cuando analizó posibles contribuyentes psicológicos, como la impulsividad y la capacidad reducida para hacer frente al cambio.
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