La película peruana, dirigida y producida por los hermanos Bismarck y Sara Rojas, explora el impacto del progreso y la importancia de los vínculos humanos.
Perú
La película 'Pirú: Un viaje de oro' ofrece una conmovedora reflexión sobre el desplazamiento y las relaciones humanas.
En medio de un panorama crítico que cuestiona el cine peruano y sus incentivos financieros, así como la calidad de sus narrativas, llega a la pantalla grande una propuesta emotiva y sincera que nos invita a reflexionar sobre un tema a menudo pasado por alto en pos del progreso: el desplazamiento de personas motivado por intereses económicos.
Pirú: Un viaje de oro narra la historia de Alí, un joven citadino que viaja a Ayacucho por motivos laborales, acompañado de su mejor amigo y socio, José María. A punto de llegar a su destino, el antiguo automóvil amarillo de su padre se estrella en las tierras de Herme, una mujer de fuerte carácter que reside en el pintoresco pueblo de Quri Suncu. A pesar del inusual comienzo, una amistad inesperada florece, especialmente entre Alí y Pirú, el pequeño niño que vive con Herme. El conflicto surge cuando Alí se entera de que su trabajo implica desalojar a sus nuevos amigos para iniciar un proyecto minero.
La película fue dirigida y producida por los hermanos Bismarck y Sara Rojas. El guión fue escrito en conjunto. La realización de este proyecto tomó siete años y se llevó a cabo íntegramente en Cajamarca, lo que supuso un desafío adicional debido a las inclemencias climáticas. “El rodaje fue bastante duro, de casi dos meses. Estábamos grabando y empezaba a llover. Tuvimos que partir escenas en tres o cuatro días. Además, nos robaron los equipos”, recuerda el cineasta en conversación con RPP. Sin embargo, afirma: “Más allá de lo que nos haya pasado, el mensaje siempre fue seguir”.
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Un aspecto destacado de la película es el elenco, que incluye actores naturales descubiertos en la localidad. Un ejemplo es Mateo Castrejón, quien interpreta a Pirú, un niño alegre, curioso e inocente, que desea explorar el mundo. Él llega a la vida de Herme, interpretada por María Teresa Tello, ignorando que sus padres lo abandonaron, pero disfruta de una vida plena a pesar de las limitaciones.
En los papeles principales encontramos a Emanuel Soriano, conocido por su participación en La Pena Máxima, Av. Larco, la película y El Evangelio de la Carne; y Andrés Salas, a quien hemos visto en Asu Mare y Soltera Codiciada. Completan el reparto Pedro Olórtegui, Eliseo Arrieta, Luis Ramírez, Martín Martínez, Laura Adrianzén, Caren Solis, Luzmila Huingo y Wilson Ordóñez.
¿Qué opinamos sobre la película?
Uno de los puntos fuertes de Pirú: Un viaje de oro es el texto, que utiliza diálogos sencillos pero potentes, enriquecidos por el quechua, para conectarnos con conceptos como el hogar, la tierra, la familia y los amigos. “Es una película muy espiritual. Tiene muchos mensajes que nos invitan a mirarnos más allá de cómo nos percibimos normalmente”, explica el director. A su vez, la productora, su hermana Sara Rojas, destaca la importancia del uso del quechua, "un idioma profundo", para crear la magia universal de los diálogos.
El elenco, en especial los actores de Ayacucho, brilla por su naturalidad en sus interpretaciones. Destacan las actuaciones de María Teresa Tello, quien da vida a una mujer cascarrabias con un corazón de oro, y el pequeño Mateo Castrejón, una revelación y promesa del cine peruano.
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Lo que pudo mejorarse (con spoilers)
La comedia supera al drama en eficacia. Dos momentos particularmente dramáticos, la muerte de Hermelinda y la redención de un padre alcohólico, interpretado por Luis Ramírez, podrían haberse desarrollado con mayor profundidad. Además, el personaje de Andrés Salas queda en un segundo plano en beneficio de la relación entre Alí y Pirú.
Aunque la película tiene momentos entretenidos, algunos de ellos son predecibles y hay escenas que resultan innecesarias. Además, la duración de casi dos horas podría haberse ajustado para mejorar el ritmo. Sin embargo, estos detalles no impiden que se pueda disfrutar de la historia en su conjunto.
Entonces, ¿vale la pena verla?
Definitivamente, Pirú: Un viaje de oro es una película destacable por su mensaje optimista y su visión auténtica del Perú. Invita a reflexionar sobre temas profundos y cotidianos, ofreciendo una mirada íntima a la vida en el campo y las relaciones humanas. La historia explora los contrastes, hablando de la casualidad y lo inevitable, la tradición y el progreso, el miedo y la esperanza. Nos recuerda que la vida es compleja, pero puede ser simple y hermosa a través de la sinceridad.
Aunque la cinta deja algunas preguntas en el aire, el director considera que es "bonito" que la gente encuentre las pistas y las interprete a su manera. Sin embargo, les adelantamos que la historia tiene un final feliz, al menos para aquellos que sí importan en la trama.
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