El pasado jueves 30 de julio, la SBS publicó una modificación al Reglamento de Gestión de Conducta de Mercado del Sistema Financiero, la cual entrará en vigor a partir del próximo 29 de agosto. En ella, se exige a las entidades financieras que emiten tarjetas de crédito (13 instituciones actualmente, entre bancos y financieras), incluir dentro de su portafolio al menos un plástico que no cobre membresía, y comunicar a sus clientes la existencia de este producto especial de forma previa a la contratación de cualquier tarjeta.
Ante ello, resulta necesario revisar cómo funciona el cobro de la membresía, y analizar en qué casos realmente nos conviene tomar esta nueva modalidad.
¿Cuándo se cobra la membresía y cuándo se exonera?
Otorgar una tarjeta de crédito a una persona, puede costarle a la entidad financiera entre US$30 y US$50, debido al gasto de emitir, embozar y entregar el plástico, además de la comisión al ejecutivo de la institución y el pago de la promoción de bienvenida.
Ahora bien, la forma de “recuperar” esta inversión viene principalmente por el lado de los consumos con la tarjeta, ya que los bancos y financieras reciben una comisión que podría ser hasta el 3% de la compra, la cual, en la mayoría de los casos, es asumida por el establecimiento.
Es por ello por lo que, casi todas las tarjetas, exoneran el cobro de la membresía si el usuario realiza por lo menos un consumo cada mes o cada ciclo de facturación, con la alta probabilidad de que el cliente siga utilizando el plástico de forma permanente. Asimismo, para motivar el consumo frecuente, el emisor otorga una serie de beneficios, como programas de puntos o millas, promociones o descuentos, cuotas sin intereses, entre otros.
Por lo tanto, solo se suele cobrar la membresía cuando el tarjetahabiente no consume con la tarjeta de manera frecuente. En estos casos, el monto a pagar oscila entre S/39 y US$1,000, y el cargo se realiza cada 12 meses, al cumplirse el año del servicio.
La tarjeta “sin membresía”
La tarjeta de crédito “sin membresía” permitirá, de la misma forma que las “tradicionales”, realizar consumos en los establecimientos afiliados, además de poder utilizarse en la modalidad de “crédito directo”, así como financiar las comprar bajo los sistemas de “cuotas” y “revolvente”.
Sin embargo, es posible que, al no cobrar dicha comisión, tampoco incluya ningún programa de beneficios asociado.
Adicionalmente, también puede que las tasas de interés que se cobren, tanto para compras como para disposición de efectivo, sean mayores que las vigentes.
En qué casos me conviene esta nueva modalidad
Por lo indicado, la tarjeta “sin membresía” sería conveniente solo en 2 escenarios: (1) para aquellas personas que tengan una tarjeta de crédito que no utilizan de forma permanente (por ejemplo, solo la usan cuando hay alguna promoción); y (2) para aquellas personas que tienen la tarjeta “ante imprevistos”, y no la suelen tocar durante todo el año.
Por el contrario, si se cuenta con una tarjeta de crédito de uso frecuente (se utiliza todos los meses), lo más probable es que no convenga este nuevo producto, pues se perderían los beneficios asociados al consumo, por lo que mejor sería mantener el plástico bajo la modalidad actual.
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