Pasado el mes de marzo y con las temperaturas ya en descenso, los peruanos podríamos sentirnos aliviados de que el Fenómeno El Niño no impactó en nuestra costa. Se pensaba que podría ocurrir en enero, con las primeras lluvias en el norte que nos hicieron recordar el llamado “Niño Costero” del 2017, el cual prácticamente sumergió a la costa bajo el agua causando la muerte de 162 personas.
Sin embargo, cabe indicar que no existe un Niño igual a otro. Este evento es altamente variable. Si bien existe un monitoreo constante por parte de la Comisión Multisectorial encargada del Estudio Nacional del Fenómeno “El Niño” (ENFEN), el cual emite comunicados periódicos sobre el estado y previsiones del fenómeno; no se puede determinar con exactitud cuándo y en qué nivel se producirá.
Aunque las primeras señales del Fenómeno El Niño de este verano transcurrieron con una débil intensidad (según el último informe del ENFEN), sus efectos revelaron la escasa capacidad operativa del Estado Peruano para ejecutar una reconstrucción realmente oportuna. Hemos constatado esta situación en situaciones de emergencia.
De hecho, el ex premier César Villanueva comentó que las lluvias y sus respectivos huaicos han sido “de tal envergadura que se ha salido de los cálculos”. Sin duda, existen suficientes indicios de que las ciudades costeras –principalmente Tumbes y Piura, así como Tacna, Moquegua, Chiclayo, Trujillo e Ica – son enormemente vulnerables ante estos cambios climatológicos y, en particular, ante las lluvias, al no tener un sistema de alcantarillado capaz de drenarlas.
Para buena fortuna del país, una gran porción de agua frías superficiales en el Pacífico Tropical a la altura de Panamá ha servido como barrera de protección ante la llegada de aguas con mayores temperaturas. Empero, no estamos librados.
De hecho, recientemente la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés), referente para las entidades especializadas a nivel global; ha indicado que El Niño puede continuar hasta octubre de este año, prolongando también las sequías en Centroamérica y las lluvias en Sudamérica.
A su vez, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó recientemente que 2015, 2016, 2017 y 2018 han sido los más cálidos de los que se tienen datos. No obstante, el 2019 podría superarlos por la incidencia del fenómeno El Niño.
Por esta razón, resulta de vital importancia que el Estado Peruano reaccione preventivamente ante El Niño pues toda inversión en la reconstrucción será poco eficiente, ya que eventualmente se pierde lo poco avanzado. Y en especial, este tipo de fenómenos en un contexto de cambio climático obligan a que El Niño deje de ser visto como una emergencia más: es parte de nuestras vidas y será más frecuente con el tiempo. ¿Sabemos lo que significa tener un Fenómeno El Niño cada tres o cuatro años? Aparentemente, todavía no.
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