En estos días, somos testigos de la activación de diversos protocolos de seguridad en todo el mundo por el coronavirus que ya fue clasificado como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Se han generado compras masivas de alcohol, mascarillas, lejía, papel higiénico y alimentos. Vemos una inusual afluencia de clientes en los mercados mayoristas y minoristas, así como góndolas y secciones totalmente vacías ¿Es justificado este sobreabastecimiento?
Si revisamos en casa el origen de los productos procesados, con excepción de las mascarillas, todos son producidos en el Perú por marcas reconocidas por varias generaciones de peruanos. Y si nos referimos a las verduras y frutas, vienen de diversas regiones del país. En el mercado mayorista están entrando diariamente 2.000 toneladas de papa, 500 toneladas de cebolla, 450 toneladas de zanahoria, 560 toneladas de choclo. Estos son volúmenes adecuados para atender la demanda y dieta alimenticia de la ciudad de Lima.
Pero desde el último jueves, el mercado mayorista presentó una inusual afluencia de público que compra los productos por sacos. A esta hora, el comercio es regularmente por kilos para el cliente final. Un ama de casa me aconsejaba: “compre bastante zanahoria, porque con el coronavirus va a desaparecer”; un padre de familia me daba una receta: “compre bastante limón, cebolla, ají y kion; porque matan al coronavirus” y los vendedores de frutas decían: “con las frambuesas y arándanos aumentarán sus defensas”.
¿Nos quedaremos sin alimentos? La respuesta es no. Diversas fuentes destacan el rápido crecimiento de la oferta de productos alimenticios frescos y procesados, y el Perú está considerado como uno de los principales países exportadores de productos alimenticios. Las exportaciones peruanas de productos alimenticios han caído entre 3% y 4% desde el inicio de la pandemia y en muchos de los casos se compensan con el consumo interno. Por ejemplo, hace unos años en el Perú no consumíamos palta hass, cebolla blanca, espárragos o palmito.
¿Qué pasaría con el cierre de las fronteras por el CODVID -19? Desde el inicio de esta pandemia, se produjo un corte en la cadena de suministro global. Esta está formada por tres entidades básicas: proveedor, cliente y fabricante, y precisamente se rompió por el lado de este último agente. Los clientes han enfrentado problemas de desabastecimiento, pero estos se han compensado con productores de otros continentes, con productos alternativos o simplemente con el consumo del inventario de seguridad.
Esta incertidumbre es una oportunidad para el país más que una amenaza. Es una oportunidad como proveedor de materias primas de fortalecer nuestra estructura productiva. Si se cierran las fronteras, vamos a enfrentar de desabastecimiento de productos importados, pero si consideramos que los productos de primera necesidad y perecibles son locales tendríamos la capacidad de hacer frente a esta crisis antropogénica.
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