“Las personas y las organizaciones tienen dificultad de comprometerse en un futuro cuando existe incertidumbre”
Jorge González Moore
Nos encontramos en los primeros días de funciones del nuevo gobierno y la percepción del sector empresarial es que las decisiones para la conformación del primer gabinete, la designación de funcionarios, entre otros, no generan la confianza que deberían, sino que por el contrario han aumentado la incertidumbre de los agentes económicos del país. Si los mensajes políticos son confusos los efectos en la economía se vuelven más nocivos, agudizando la inestabilidad. Tampoco debemos olvidar que una tercera ola de la pandemia estaría por llegar y aún tenemos un sector de la población que duda sobre la vacunación.
En medio de este escenario, surge la siguiente interrogante: ¿qué pueden hacer las empresas ante este panorama incierto? En primer lugar, es un buen momento para hacer un diagnóstico de cómo la coyuntura está afectando a la empresa en particular y al sector en el cual se desenvuelve. Independientemente si es una gran industria o una pequeña empresa siempre es bueno empezar con un buen diagnóstico que permita dimensionar la gravedad de la situación.
Como segundo punto, es importante analizar la estrategia a seguir con una variación importante en los plazos tradicionales que normalmente se manejan. En tiempos de crisis e incertidumbre se añade un nuevo espacio temporal de análisis y decisiones que suele ser muy corto y que varía también muy rápido, conforme van cambiando las circunstancias. En este panorama es difícil comprometerse con decisiones de muy largo plazo que implican, por ejemplo, grandes inversiones, aspecto que en el tiempo va a afectar sin duda la economía del país.
Las decisiones están directamente relacionadas con el análisis realizado y las expectativas de una disminución de la incertidumbre en un plazo razonable. Pueden incluir una pausa de las operaciones o disminución del ritmo hasta una paralización de las mismas. Ya en circunstancias extremas se puede optar por una decisión final de cerrar las operaciones para posteriormente trasladar las inversiones a otros países que ofrezcan mejores condiciones. Estas acciones tienen consecuencias económicas no solo para los empresarios sino también para el país en su conjunto, ya que los trabajadores pueden perder su trabajo, los proveedores sus contratos y oportunidades de negocio, mientras que los consumidores que también se verán perjudicados por la pérdida de algunos productos y alzas en los precios de estos ante la escasez.
Manejar circunstancias de crisis e incertidumbre siempre son retadoras para los líderes porque implica decisiones difíciles de tomar que incluyen desde una revisión de sus valores y razón de ser de la organización hasta la necesidad de hacer disminuciones drásticas de costos para hacer frente al escenario, como por ejemplo realizar reducciones de personal.
Lidiar con el temor que generan estas circunstancias de incertidumbre en el plano personal no es fácil tampoco para estos líderes porque produce una tensión adicional que puede llegar a afectar su salud. También se requiere un compromiso con las personas, con los trabajadores que también son afectados por la crisis y tratar en lo posible de mantener las labores de responsabilidad social y de apoyo a la comunidad.
Sí hay una receta de éxito que se repite en todos los casos de crisis e incertidumbre entre las empresas que lograron capear el temporal es la orientación a la innovación. Los tiempos difíciles estimulan la búsqueda de soluciones creativas de los líderes que les permite ver la luz al final del túnel.
Finalmente, debemos resaltar la capacidad de resiliencia de un líder que le va a permitir levantarse frente a la adversidad de situaciones como la que nos ha tocado vivir y mirar con esperanzas el futuro porque sin ésta no hay posibilidad de poder salir adelante.
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