A propósito de la publicación de “A quién le importa” (2019), la periodista peruana reveló a RPP Noticias los entretelones que supuso escribir sobre tres casos emblemáticos de abuso sexual.
Duro y valiente es el trabajo que la periodista peruana Teresina Muñoz-Nájar viene realizando desde hace años alrededor del tema de la violencia ejercida contra las poblaciones vulnerables. Si en el 2017 se abocó a la investigación del feminicidio en el Perú con su libro “Morir de amor” (Aguilar), este año vuelve a la carga con “¿A quién le importa?” (Aguilar), un reportaje en torno a tres casos de violencia sexual contra menores de edad, realizado con el apoyo de la Comisión Investigadora del Congreso de la República.
Precisamente, sobre este libro conversó con RPP Noticias en el marco del Hay Festival de Arequipa 2019, evento en el que resaltó la importancia del enfoque de género en la formación de escolares peruanos. “No hay educación sexual en los colegios, que debería haber con urgencia y claridad. Nosotros hemos visto violencia sexual contra menores de edad en organizaciones públicas y privadas, no hemos visto intrafamiliar, que es otra historia gigantesca”, señaló la periodista.
TRES CASOS DRAMÁTICOS
De acuerdo con Muñoz-Nájar, la Comisión Investigadora de la que formó parte tuvo como base tres casos emblemáticos de abuso sexual —el Sodalicio, el colegio particular Héctor de Cárdenas y las niñas awajún y wampis de Condorcanqui—, aunque hubo personas que se sumaron con otras denuncias. “El equipo técnico estaba conformado por abogados, psicólogas, yo como periodista y un sociólogo. Lo que hicimos fue investigar bien cada caso, convocar a las víctimas… Las psicólogas las entrevistaron a profundidad, pero, además, los que quisieron fueron a la Comisión a dar su testimonio. En total, como 60 personas han pasado por ahí”, señaló a RPP Noticias.
La también autora de “Morir de amor” resaltó lo desgarrador que resulta la experiencia de atravesar un episodio de violencia sexual, sobre todo cuando quienes la padecen son menores de edad que deciden esconder su trauma. “Hay gente que lo supera y hay quienes no”, señaló la periodista, que, de paso, describió la manera en que operan los violadores, dando como ejemplo el caso de un boy scout vejado por su jefe de manada. “Él hace todo un juego alrededor del niño para ganarse su confianza y luego lo amenaza durante cinco años con matar a su madre”, contó.
En cuanto al caso de las niñas de las comunidades Awajún y Wampis, la periodista señaló: “Es dramático. Ocurre en la escuela, con los profesores. Sobre todo, donde hay residencias estudiantiles, que son estos lugares formados alrededor de las escuelas en las comunidades aisladas. Las niñas se quedan ahí y, a veces, hasta por un pedazo de yuca son violadas. Y también hay otros problemas: el VIH, las enfermedades de transmisión sexual y el embarazo precoz”.
EL ACTIVISMO: UNA SALIDA
No cabe duda de que los casos detallados en “¿A quién le importa?” esclarecen una realidad invisibilizada, en principio, por las víctimas. Sin embargo, según Teresina Muñoz-Nájar, quienes logran superar estos episodios se dedican después al activismo como una manera de combatir sus traumas.
“No he tocado el tema del Sodalicio, pero las víctimas que se han presentado en sesiones públicas en el Congreso de la República son el doble, porque ellos iban con una vocación de servir. Fueron violados en nombre de Dios. Es fuerte y además un delito incomprendido. La gente duda…”, relató al respecto.
Comparte esta noticia