Testimonio de Dora Varona sobre su vida con Ciro Alegría Bazán, el autor de "Los perros hambrientos" y "El mundo es ancho y ajeno" entre otras grandes obras.
Diálogo concedido a RPP Noticias. " El escritor nace del periodista" afirma Dora Varona al evocar a Ciro Alegría Bazán, el autor de "El mundo es ancho y ajeno" y "Los perros hambrientos", entre otras grandes obras que legó para la literatura peruana.
La poeta y narradora cubana, acompañó a nuestro ilustre escritor, los últimos diez años de su vida. Fruto de su matrimonio son: Cecilia (1958), Benjamín (1961), Gonzalo (1962) y Diego (nacido cinco meses después del fallecimiento de su padre) y quien encontró trágica muerte cuando apenas tenía 15 años
Dora se enamoró de Ciro siendo su discípula en la universidad de Oriente en Cuba. Tiempo que trabajó en contar las palabras de la novela "El mundo es ancho y ajeno" y donde descubrió a Rosendo Maqui, convirtiéndolo en su ídolo, aunque la novela que la marcó, haya sido "Los perros hambrientos".
"Mario Vargas Llosa lo considera como autor de la primera novela clásica escrita en el Perú" comenta orgullosa Dora Varona. Para ella, Ciro Alegría fue un hombre de "gran calidad humana, sencillo y trágicamente sensible", quizá por su origen: Sus padres (hijo de un hacendado) y su madre (la hija del capataz de la hacienda) fueron expulsados hacia Saltibamba, por haber desafiado los prejuicios sociales de ese entonces.
"Durante sus primeros años, Ciro jugaba con los hijos de los campesinos, por eso se consideraba un blanco con alma de indio" evoca Dora Varona. " Era callado, muy humilde. Su humor era peculiar y cuando se tomaba un pisco, era bohemio total" señala..
Dora Varona, ha recopilado sus trabajos. "Nunca elogió ninguno de sus trabajos, Solía decir que su mejor obra, era la que iba a escribir". Una de ellas, es Lázaro que quedó trunca,
Uno de los pasajes más evocados por Ciro Alegría fue el de César Vallejo como su profesor en el primer grado de primaria. También solía recordar, con tristeza, su deportación a Chile debido a su miltancia aprista, partido al que renunció en 1948.
"Decía que había tenido suerte, con harto palo, como siempre es el humor de Dios" señala Dora. "Usó mucho la palabra amor; paz la tenía en sus labios constantemente; indio era su ternura, se le estremecía el corazón" evoca la mujer que acompañó a nuestro escritor, los últimos años de su vida.
(S. N.)
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