Tímido, amable e irónico en sus viñetas. Así era Joaquín Salvador Lavado, el padre de la respondona Mafalda quien lo convirtió en el humorista gráfico más traducido del idioma español.
Un personaje respondón le bastó a Joaquín Salvador Lavado para convertirse en el humorista gráfico más traducido del idioma español: Mafalda, la pequeña que marcó la década del 60' y continúa vigente a través de las generaciones. El padre de la criatura falleció a los 88 años en su natal Mendoza (Argentina), donde vivía atendido por sus sobrinos.
Quino -quien decidió desde niño que lo suyo era ser viñetista- dibujó a Mafalda durante nueve años y 1.928 tiras, entre 1964 y 1973. "Pero nunca terminé de aprender a dibujarla; tenía que calcarla", según contó hace algunos años.
A la niña contestataria que odia la sopa y ama a los Beatles se le sumó toda una pandilla conformada por Manolito, Susanita y Guille. Aunque los favoritos del dibujante fueron el idealista Felipe y la crítica Libertad. Para su sorpresa, los pequeños fueron quienes más se engancharon con sus tiras: "Yo jamás la dibujé para chicos y sin embargo fueron los lectores más agradecidos", dijo poco antes de que su personaje cumpliera 50 años.
Agotado por la presión de la tira diaria, decidió no volver a dibujarla pese a los ruegos y atractivas ofertas. Con excepción de alguna causa social: como Unicef o una campaña de prevención por el coronavirus. Después de Mafalda, no volvería a tener una historieta protagonizada por un personaje fijo: "Lo dibujé nueve años y sigue vigente. Qué plomo, ¿no?", se cuestionó en la inauguración de la 40° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Eso no disminuía en nada su cariño hacia la "heroína iracunda" como la calificó Umberto Eco.
TÍMIDO Y DE RISA FÁCIL
¿Cómo era Joaquín Salvador Lavado más allá de Mafalda? Tímido. Al humorista gráfico más internacional y querido no le gustaban las entrevistas ni los autógrafos. Era amable con su público y le gustaba reír, irónico en sus viñetas y recordaba con ternura cómo llegó a su oficio: heredado de su tío Joaquín quien era diseñador gráfico. El niño Quino quedó maravillado con sus dibujos y, a los 13 años, se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, pero lo abandonó.
Desde entonces comenzó su carrera como dibujante de historieta y humor. En 1954 publicó su primera tira en el semanario "Esto es", en 1963 se publica su primer libro de humor "Mundo Quino" y, al año siguiente, nace la niña contestataria con la que salta a la fama internacional.
Gracias a su trabajo obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y la Orden Oficial de la Legión de Honor, el galardón más importante que el gobierno francés le concede a un extranjero.
El pasado 17 de julio, el emblemático dibujante había celebrado 88 años junto a su familia, en Mendoza, un día en que el Ministerio de Cultura del país lo definió como "creador de una parte de la cultura argentina y recordó que Mafalda "ha acompañado con humor y aprendizaje a lo largo de muchos años" a millones seguidores de sus historias y reflexiones. El padre y la hija siempre estarán en nuestro recuerdo.
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