La actriz, quien regresa a las tablas con "El diario de Ana Frank", conversó con RPP Noticias sobre su visión del teatro, el cine y el poder femenino.
Patricia Barreto es una actriz de método. Se sumerge en la forma de pensar de sus personajes y adopta su pensamiento, temores e idiosincrasia como propias. En 2014 fue la actriz revelación que conmovió a quienes la vieron interpretando a Edith Piaf, y esta vez regresa con otro personaje histórico: Ana Frank.
En su paso por el cine comercial cosechó grandes éxitos con "No me digas solterona", la película dirigida por Ani Alva Helfer que se ha convertido ─hasta el momento─ en la cinta peruana dirigida por una mujer más taquillera de nuestra historia con medio millón de espectadores.
A poco de estrenar "El diario de Ana Frank" ─dirigida por Joaquín Vargas─ en el Teatro Mario Vargas Llosa, Barreto conversó con RPP Noticias para abrir su mente e invitarnos a conocer sus opiniones, pensamientos y creencias.
Viajaste a Francia cuando interpretaste a Edith Piaf. Esta vez decidiste visitar Amsterdam para conocer la casa de Ana Frank. ¿Cómo fue el proceso de construcción del personaje?
Viajé a Amsterdam, directamente a la casa de Ana Frank y al Museo del Holocausto para empaparme de todo el concepto de la época. En un solo museo está enclaustrada toda la memoria de esa época [Segunda Guerra Mundial], y eso me dio muchas herramientas para construir el personaje de forma interior. Ese museo está muy bien diseñado, para que sientas todo, la claustrofobia, el hambre, te muestra todo. Estar ahí te cambia la vida.
Además tuviste que meterte en el cuerpo y la mente de una niña de 14 años que vivió todo el horror de la guerra y lo plasmó en un diario. Ahora te corresponde a ti transmitirle al público eso con tu actuación...
¡Totalmente! Siempre que elijo a mis personajes, elijo a los que admiro y los que quisiera ser. Ana Frank me ofrece, como personaje y modelo de vida, la manera de encontrar la esperanza, la luz, la mejor salida posible dentro de todo tipo de opresión. Ella volcó su pasión en la literatura, imaginándose el mejor mundo posible. Al darse cuenta que su escritura podía ser un testimonio de lo que estaba pasando, se convirtió en una escritora consciente que le mostró al mundo quienes fueron las personas que pasaron por el drama de la guerra. Era una niña adulta, sabía lo que quería, tenía una personalidad desbordante. Es un personaje ejemplar.
Para cualquier actor debe ser un estímulo interpretar a personajes tan fuertes como Ana Frank o Edith Piaf. ¿Tienes otro personaje histórico que te gustaría hacer?
Sí, me gustaría interpretar a Violeta Parra y a Frida Kahlo. Pero no es mi objetivo convertirme en una actriz de personajes históricos femeninos. Soy una intérprete que se conecta y le gusta realizar personajes que se construyen en el tiempo. Eso me conecta con las historias.
¿Cómo ha sido trabajar con tu suegro, Joaquín Vargas? ¿Cómo llevó la dirección?
Él y yo tenemos un diálogo bastante directo. Hacemos un trabajo en conjunto. Somos una dupla. Tenemos los dos puntos de vista: de la intérprete y del director. Joaquín es muy sensible y del que me aprovecho para aprender. Tiene mucha experiencia, le encanta leer, tiene una fascinación por la palabra. Nos llevamos muy bien y así vendrán los nuevos proyectos, sin presión, sin buscar que sea comercial sino movernos por lo que queremos hacer.
¿Hacer teatro o cine comercial termina siendo una presión que merma la calidad?
No necesariamente. Depende mucho del tiempo, de lo que te movilice. Tenemos un espíritu creativo infinito como seres humanos y hay que saber despertarlo. A partir de que se empiezan a hacer obras comerciales sin pensar en lo que se quiere decir, ya se pierde la dirección. Pero no está mal. Simplemente no hay que dejar de hacer y seguir creciendo. Lo comercial con lo creativo no tienen que estar desligados.
Hace unos días hablamos con Reynaldo Arenas y nos comentó que el teatro está más enfocado en ganar dinero que en profundizar sobre temas sociales...
Sí, tiene toda la razón. El teatro debe tener una postura, pero tampoco tiene que ser necesariamente eso (social). También necesita tener un desfogue de toda nuestra situación política o social. Tiene que haber teatro de todo y para todos. Si bien estamos creciendo en propuestas, no nos debemos detener en hacer obras. Sobre todo debemos enfocarnos en que haya gente que consuma las obras. De nada nos va a servir hacer nuevas obras, comerciales, políticas o sociales, si no hay gente viéndolas. Haga lo que se haga debemos formar gente que vaya a ver obras de teatro.
Ahí radica la importancia de la formación de público....
Es sumamente importante y ahí recién podemos preguntarnos si el teatro debe ser político, social o de corte ligero. Tiene que haber todo para todo público, porque somos muy diversos. Porque hay gente comprometida (con causas sociales) y gente que sale de trabajar y solo quiere relajarse con una comedia. Necesitamos gente motivada para consumir su cultura y sentir a sus artistas como aliados para canalizar sus emociones, cuestionar cosas y ser espejos de lo que pasa en la sociedad. El creativo y el consumidor deben ser aliados.
Además de tu carrera en el teatro, también te podemos ver en "No me digas solterona". ¿Has encontrado en el cine comercial un lugar?
Claro que sí, además yo empecé haciendo humor. En realidad entiendo que ser comercial y entretenido no tiene por qué perder la forma y el fondo. Esa película tiene todo para ser comercial, pero tiene un fondo importante, no con una postura tan directa pero subyace mostrando el tema del que se habla.
Hay un tipo de prejuicio en el actor de teatro por el cine comercial, sin embargo te has desenvuelto bien en ambos.
Como actriz trato de elegir bien mis personajes y las historias que voy a contar. Mi trabajo es plantear los cuestionamientos, hacer una reconstrucción personal, y ese es mi compromiso. Siento que mi trabajo va más allá de un beneficio profesional y me está llevando a ser una artista social. El cuestionamiento no tiene que ser aburrido ni denso.
La película se ha convertido en la cinta más taquillera en el Perú que ha dirigido una mujer. ¿Cómo has tomado el éxito?
Yo no creo que haya cambiado nada (en mi vida). Gracias al cine, mi trabajo puede llegar a más gente. Eso es maravilloso. He sentido en redes sociales el furor de la película pues me han escrito muchas personas. Estoy muy agradecida con quienes me han compartido sus testimonios al ver la película. El acercamiento con la gente ahora lo siento distinto, lo siento con mucho cariño, y me ayudan a sentir que con mi carrera puedo inspirar a otros. Pero si me preguntas por si mi vida ha cambiado, para nada, en absoluto. Soy una persona muy sencilla y normal.
El cine de ahora ya no muestra a la mujer solo como la bomba sexy o un adorno, sino que la empodera. ¿Crees que eso pasa con la película?
Esta película es una especie de impulso y motivación. Míralo desde afuera: una película dirigida, escrita y dirigida por mujeres es total empoderamiento. Nosotras mismas estamos hablando de nuestros temas y mostrando lo que es importante para nosotras en 2018. No estamos en contra de la mujer que decide ser una bomba sexy, lo único que queremos compartir es que ante todo tipo de prejuicio, primero uno debe saber lo que quiere, cuáles son sus metas y objetivos. Encontrarse a sí mismo, así sea a los 30, 40 o 50 es maravilloso.
¿Te consideras feminista?
Sí, me siento feminista porque estoy a favor de la equidad de los derechos democráticos, de la igualdad salarial...
¿Qué opinas de que se critique al feminismo? Aquel que es acusado de ser radical, que está mal visto y que pareciera que su mensaje solo fuera de muerte a los hombres...
Creo que hay una malinterpretación, aunque es bueno que la gente piense que las feministas somos radicales, porque necesitamos ser radicales, porque han sido muchos años de silencio, de luto. Necesitamos alzar la voz y si es radicalmente, lo vamos a hacer. No vamos a guillotinar a nadie, pues para eso funciona la justicia y la ley. Nosotras somos las visibilizadoras de que hay cosas que no pueden pasar, y no solo (visibilizar) al otro género sino a nosotras mismas. Estamos en una evolución, tratando de desarraigarnos de una educación tradicional en la que la mujer tenía voz, pero acallada por el patriarcado. Todo cambia, hay que adaptarse. Hay mundo para todos y hay que disfrutarlo. Yo trato de mantenerme al margen hasta que me piden mi opinión, pues trato que mi arte y mis personajes hablen por mí.
¿Tienes interés en escribir o hacer carrera como directora?
Creo que se necesita mucha experiencia de vida porque al fin y al cabo, desarrollarse como artista es un proceso largo. Si me vuelvo directora ahorita podrás visibilizar todos mis errores. No me siento preparada para dirigir ahorita. Es algo de grueso calibre y necesito tener unos años más. Estoy escribiendo (obras) pero eso va a fluir poco a poco. Como estoy acostumbrada a trabajar con grandes directores, sé que no es fácil. Lo veo con mucha seriedad.
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