El 11 de febrero habrá una nueva audiencia por el acuerdo legal que prohíbe a Britney Spears gestionar su propia vida y sus finanzas. Sus fans creen que es una rehén de su padre.
El acuerdo legal que prohíbe a Britney Spears gestionar su propia vida y sus finanzas ya tiene más años que los que tenía la estrella del pop cuando apareció a los 12 años en Disney Channel, y la controversia sobre quién la gobierna vuelve a hacer ebullición.
La cantante, de 39 años, ha vivido bajo ese estricto acuerdo desde su infame colapso, que en 2008 llevó a un tribunal de California a colocarla bajo una tutela legal única manejada desde entonces sobre todo por su padre, Jamie.
La tutela, cuyas razones y términos precisos figuran en documentos judiciales confidenciales, ha sido objeto de un mayor escrutinio en los últimos años. Un documental en FX se sumerge en la leyenda popular sobre Spears, quien saltó a la fama mundial con "Baby One More Time", antes de que un dramático traspiés desatara el apetito caníbal de los paparazzi.
La cinta enfatiza el papel de la prensa del corazón y las celebridades de principios de la década de 2000 en su desmoronamiento, mostrando cómo fue un objetivo mediático perseguido sin pausa.
"MIEDO A SU PADRE"
Los seguidores reivindican que Spears ha dado señales suficientes para recuperar su propia custodia, sobe todo después de que su abogado designado por la corte le dijera a un juez: "Mi clienta me ha informado que le tiene miedo a su padre".
El juez optó por no remover inmediatamente a su padre como jefe de su patrimonio, pero nombró a la compañía financiera Bessemer Trust como cotutora. Jamie Spears dio un paso atrás en 2019 tras sufrir una ruptura de colon.
El ícono pop por ahora no busca eliminar la tutela sino otorgarla a profesionales. Ella aspira a que la tutora que ahora tiene la custodia provisional sobre su persona siga siéndolo, y le gustaría que un banco gestionara sus finanzas. La próxima audiencia judicial está programada para el 11 de febrero.
RUINA EMOCIONAL
El documental "Framing Britney Spears" sugiere que la exsuperestrella pop fue manipulada y llevada a la ruina emocional por un entorno mediático insaciable, en el que sus imágenes se vendieron por más de un millón de dólares.
Desde ser presionada por Diane Sawyer para que explique por qué "hizo algo" para causar "tanto dolor" a su pareja, Justin Timberlake en su ruptura, una situación que dejó a Spears como "la puta de la clase". A su prolongado colapso mental, que siguió a su divorcio de 2006 y la batalla por la custodia de sus hijos, donde fue fotografiada con un paraguas y golpeando el vehículo de un paparazzi.
Moya Luckett, una historiadora de medios de la Universidad de Nueva York, dice que la "crueldad" que experimentó Britney Spears hoy se difumina en un panorama de redes sociales en el que las estrellas pueden seleccionar sus propias imágenes.
"Te conviertes en tu propio productor", dijo Luckett señalando a estrellas como Taylor Swift o Beyonce que se han apoderado de la conversación en Instagram o han participado en sus propios documentales.
A medida que su batalla legal aumenta, es probable que la fascinación por Spears persista. "Todo lo que ella atraviesa resuena con el tipo de frustraciones que muchos de nosotros tenemos, en un mundo neoliberal donde se nos dice que podemos hacerlo todo si queremos", sostuvo Luckett. "Y luego descubrimos que realmente no podemos". (AFP)
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