Cameron Douglas, hijo del famoso actor de 75 años, tuvo varios problemas de adicción a las drogas y llegó a estar preso durante ocho años.
La vida del hijo del ganador del Premio Oscar, Michael Douglas, no ha sido nada fácil. Prueba de ello son las confesiones que ha realizado en el libro Long Way Home, en el que cuenta cómo fue crecer en una de las familias más famosas de Hollywood.
Durante muchos años, Cameron Douglas fue adicto a la cocaína y a la heroína, pero eso no es todo: con el tiempo, su adicción lo llevó a convertirse en vendedor de metanfetaminas, por lo que, en el 2009, acabó siendo condenado a ocho años de cárcel.
La prisión lo llevó a rehabilitarse, pero sigue recordando cómo fue crecer en un ambiente de fiestas, pues su padre solía realizar eventos de ese tipo en su casa, en donde el pequeño Cameron, según ha contado, repartía cigarros de marihuana.
"Cuando era un niño muy pequeño, recuerdo que mi padre me hacía repartir porros entre los invitados a sus fiestas", contó y agregó que fue extraño crecer viendo a su padre y abuelo como protagonistas de innumerables campañas publicitarias.
Cameron vivió inmerso en una dinámica familiar fuera de lo común y, según ha contado, “viendo cosas que no debería haber visto”, ya que la mayoría de adultos que rodeaban a su padre por ese momento vivían “vidas excesivas”.
Es de conocimiento púbico que el hijo del actor empezó a fumar marihuana y a tomar alcohol cuando era solo un adolescente. Para sus 20 años, cargaba con un arma y conseguía su dinero vendiendo metanfetaminas.
"Odiaba lo que quedaba de mi vida a causa de las drogas, pero no podía parar", asegura ahora con 40 años, casi una década en la cárcel y con una mejor relación con su padre, a quien, curiosamente, no culpa por el camino que tomó su vida.
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