Vestida con una blusa de seda y pantalones beis, la reina hizo esta visita bajo un sol abrasador.
La reina Sofía viajó a la isla de Mindanao, en el sur de Filipinas y una de las regiones más pobres de este país en el que realiza una visita oficial para conocer los proyectos de desarrollo impulsados por España.
En su sexto y penúltimo día de estancia en la antigua colonia española, doña Sofía se desplazó hasta la ciudad de Zamboanga, al oeste de la isla, a bordo de la aeronave presidencial filipina que aterrizó en una base militar unas dos horas después de despegar de Manila, situada a 866 kilómetros al norte.
Doña Sofía recorrió entre los saludos de la gente varias zonas de Zamboanga en las se han desarrollado proyectos de cooperación financiados por el Gobierno español.
En el hospital regional de esta ciudad de Mindanao, que ha sido equipado con una ayuda española de nueve millones de dólares, la reina Sofía conversó con las madres cuyos hijos están ingresados a causa del cáncer que padecen y se interesó por las mujeres con bebés recién nacidos.
"Trabajan muchísimo (los cooperantes españoles) y hay que ver la huella que dejan con la colaboración de los filipinos. Es una maravilla. Realmente es emocionante ver el trabajo de campo", dijo la reina.
Doña Sofía estuvo acompañada en este viaje por el misionero español Ángel Calvo, quien trabaja desde hace dos décadas en la zona para paliar la pobreza y fomentar la paz en Mindanao, donde el conflicto entre cristianos y musulmanes se remonta a cerca de medio siglo.
Aunque Zamboanga es considerada segura y próspera en comparación con otras áreas del resto de la región, la reina realizó la visita en medio de fuertes medidas de seguridad.
Acompañada por el embajador español en Filipinas, Jorge Domecq, y el secretario de Estado de Cooperación Internacional, Jesús Gracia, la reina escuchó hablar el chabacano, el español criollo de Zamboanga, durante su recorrido por un proyecto de la ONG española Manos Unidas que da cobijo a unas 600 familias humildes.
"Estoy contenta, antes tenía que vivir en una chabola, pero ahora puedo tener una casa con agua y electricidad. Estoy muy agradecida al padre Calvo", explicó una mujer en chabacano, mezcla de español, inglés y otros dialectos locales.
En un taller creado por España para ayudar a las familias con menos recursos, doña Sofía insistió en pagar unos remedios caseros, por los que desembolsó 35 pesos (0,8 dólares o 0,67 euros), y unas cestas artesanales de mimbre, por las que abonó 60 pesos (1,4 dólares o 1,16 euros).
EFE
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