El cineasta estadounidense participó de una conferencia con el papa Francisco, donde reflexionó sobre sus duros inicios en cine. Ambos participaron en la presentación del libro "Compartir la sabiduría del tiempo".
El director de cine estadounidense Martin Scorsese y el papa Francisco participaron, este martes en Roma, en un diálogo intergeneracional al margen de la presentación de un libro con reflexiones de personas mayores.
El cineasta afirmó, entre otras cosas, que ha "aprendido más del fracaso, el rechazo y la verdadera hostilidad que del éxito".
Scorsese, de 75 años, trata sobre su difícil debut como joven aprendiz de director, cuenta cómo su mentor, Elia Kazan, no quería leer un manuscrito suyo, o cuando un productor le dijo que no veía en él ni "una pizca de talento".
Ante la obra titulada "Compartir la sabiduría del tiempo" ("Sharing the wisdom of time"), el papa Francisco, de 81 años, reacciona diciendo que "el que te dice 'tú no vales nada' no puede detenerte".
"No acepto la afirmación 'todos nacemos con un destino ya escrito'", prosigue, "nuestra vida no se desarrolla como una película, con escenas predeterminadas, un director lo sabe mucho mejor que cualquiera".
En el prólogo del libro, el papa se lamenta que "la voz de los abuelos ha sido silenciada en nuestra sociedad", y aboga por un diálogo entre generaciones.
Sobre el final de la jornada, en ocasión del lanzamiento de este libro, el papa respondió oralmente a preguntas de los participantes en el libro, entre ellos el propio Martin Scorsese, quien le preguntó cómo podría sobrevivir la fe de un joven al crecer en un mundo violento y cruel, como fue su caso.
"La crueldad está en todas partes, fría, calculada para arruinar al otro", declaró el papa, lamentando que forme "parte de nuestra cultura".
La tortura "parece algo normal, nadie habla sobre ella", aunque "la tortura es la destrucción de la dignidad humana", continuó Francisco.
Sin embargo, existe la solución: "la no violencia, la amistad, la ternura (...) son cosas que pueden transformar los conflictos más difíciles", concluyó el papa.
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