En entrevista para RPP Noticias, el productor Ricardo Morán detalló lo que vivió desde sus sospechas hasta la superación del nuevo coronavirus.
El nuevo coronavirus no ha hecho distinciones al momento de afectar al ser humano. Uno de los sobrevivientes de este virus, convertido en pandemia, ha sido el productor Ricardo Morán.
El jurado de "Yo soy" detalló a RPP Noticias cómo vivió la enfermedad desde sus sospechas de que se había contagiado hasta la superación de la COVID-19.
Luego de las grabaciones para el reality de imitación, todo el equipo de producción se toma casi un mes de descanso y fue en ese tiempo en el que Ricardo Morán contrajó el virus. "Es irónico porque uno tiene sus vacaciones y la pasé pésimo", dijo.
Entre los síntomas que presentó en un inicio fueron: "Cansancio, dolor general de cuerpo, temperatura alta y una sensación de ahogo que fue empeorando con las semanas", señaló.
Para Morán, la fiebre era un indicador importante, pues no suele tener este síntoma al enfermarse. "Era de noche y me sentía afiebrado, como si me fuera a venir un resfrío (...) pero en vez de bajar con pastillas, a las 3 a.m. (aproximadamente), estaba en 38 o 39 de fiebre y con mucho dolor corporal", recordó.
El dolor corporal -explicó Morán- "tiene que ver con la inflamación interna que produce tu cuerpo al combatir el virus y ahí es dónde se inflama la pleura, que es la membrana que cubre los pulmones y que empieza comprometer tu sistema respiratorio".
"Por eso es que empecé a sentir ahogo. Fueron tres días en los que fui empeorando", añadió.
A las 24 horas, Ricardo Morán se realizó la prueba rápida, la cual le dio negativo, y luego se realizó la molecular: "Dos días después, me dijeron que era positivo".
Ya con el diagnóstico, el médico le dio un tratamiento, que consistía en pastillas y reposo. Con el paso de las horas, su oxigenación disminuyó y tuvo que tratarse con corticoides y, así, evitar que pueda requerir un tanque de oxígeno.
"Me trataron con corticoides para detener la inflamación; y de esa forma, que no se comprometiera la pleura y me pudiera sentir mejor. De hecho, me sentía mejor, pero con mucho agotamiento y no me podía ni parar de la cama".
Morán mejoró durante los siguientes tres días, pero la COVID-19 ya había dejado daños en los pulmones del productor y le dio una neumonía.
"Me tuvieron que hacer una tomografía y tenía pus en el pulmón izquierdo. Tuve que cambiar los medicamentos para lo de la neumonía, porque la fiebre se me disparó a 39 grados", relató.
Al cumplir dos semanas desde el primer malestar, se recuperó de la neumonía. Posterior a ello, tuvo una semana más de recuperación y le dieron el alta médica, que -si bien ya no logra contagiar la enfermedad- lo dejó convalesciente y con secuelas.
"Las secuelas son terribles, pero no graves. Han sido tres semanas que he estado con agotamiento y un ligero ahogamiento al momento de hablar, que recién he dejado de tener hace unos días", sostuvo.
Superar la COVID-19 no ha sido fácil para el productor de televisión; sin embargo, confiesa que se siente afortunado de poder haber tenido acceso a un médico, medicinas y de no requerir de una cama UCI.
CATALINA Y EMILIANO: LOS ENGREIDOS DE MORÁN
"Tener dos hijos al mismo tiempo no es fácil", confirma Ricardo Morán,ahora representado por Kandavu Management, pero la felicidad que los pequeños Catalina y Emiliano, que apenas tienen un año, le dan al productor lo vale.
"Catalina y Emiliano tienen personalidades muy distintas y hay que atenderlos de diferente forma. Son estímulos y juegos diferentes. No porque son mellizos los puedes agrupar", recalca.
Asimismo, confiesa que es consciente de que requiere mucha ayuda para poder cuidarlo, pero hay cosas que solo él hace siempre, desde que llegaron al mundo.
"Hay cosas que no les dejo hacer a nadie más, acostarlos es una de ellas", revela. "El resto del tiempo, trato de encontrar tiempo de calidad con mis hijos", agrega.
Entre risas, Ricardo Morán cuenta que los pequeños ya iniciaron sus clases de estimulación temprana y, dada la situación actual, son llevadas vía Zoom, lo cual describe como una "cosa de locos".
"Aprenden sus letras. Catalina habla como una lora y Emiliano es más callado, pero es una locura", expresa.
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