Cameron Carter-Vickers, defensa del Celtic, recibió el balón en salida y dio un pase para Kasper Schmeichel. Sin embargo, el arquero estaba fuera de su arco, anotando el 1-0 para la visita.
La jornada de este miércoles en la Champions League ha dejado una imagen para el olvido. Cameron Carter-Vickers, defensa del Celtic, anotó un insólito autogol que le permitió al Brujas ponerse adelante en el marcador en el Celtic Park de Glasgow.
El partido no tenía acciones de peligro. Pero, al minuto 26, ocurrió lo impensado. Cameron recibió el balón en salida y dio un pase para Kasper Schmeichel. Sin embargo, el arquero estaba fuera de su arco, anotando el 1-0 para la visita.
La reacción del defensor no se hizo esperar. El estadounidense se tomó el rostro y después la cintura, para terminar agachando la cabeza. Sus compañeros también se sorprendieron, pero de inmediato le brindaron su apoyo.
El partido culminó 1-1 y ambos equipos se encuentran en mitad de tabla, con opciones de clasificar al repechaje.
Empate con sabor a derrota
Ni Celtic ni Brujas salieron satisfechos del Celtic Park. El empate 1-1 los mantiene con opciones de clasificación para las eliminatorias de la Champions League, pero ya no como antes, sobre todo para el conjunto belga, que tendrá un calendario temible: Sporting de Portugal, Juventus y Manchester City. Por eso, la victoria era crucial para Brujas, aunque no garantizaba nada.
El equipo belga enseñó sus cualidades, principalmente en la primera parte. No le intimidó Celtic Park ni su ambiente. Tampoco la secuencia de victorias del conjunto escocés, ganador de sus seis partidos precedentes o de 22 de los últimos 25. Ni su fortaleza en este territorio. El bloque verdiblanco había vencido 21 de sus 23 duelos como local más reciente.
El equipo belga lo tenía muy estudiado. Su encuentro estaba diseñado a la perfección desde la pizarra. La salida de balón, la presión arriba, la forma de encarar el choque... Le funcionó el primer tiempo. Después, no tanto. Cada vez que se puso en marcha para un ataque en la puesta en escena, Brujas desbordó al Celtic. Precisión, movilidad, velocidad, ambición y, sobre todo, mucho trabajo previo de su adversario y del encuentro.
Se plantó unas cuantas veces en el área contraria, sin un remate claro hasta un zurdazo de Skov Olsen, pero con una sensación cada vez más y más inquietante para el grupo dirigido por Brendan Rodgers, que llegaba tarde casi siempre.
El 0-1, en cualquier caso, fue una calamidad de Carter-Vickers y el Celtic. Pero, la reacción fue inmediata. El portero internacional danés reunió a todo su equipo sobre el césped, como un improvisado tiempo muerto de otro deporte. Y el Celtic despertó por la inercia del gol en contra, más presente en el campo contrario, menos vulnerable, mejor leído el duelo que perdía hasta entonces en el juego y el marcador. Y se acercó al empate en la misma medida que echó hacia atrás al Brujas, ya mucho menos clarividente hacia arriba.
Más equilibrado el encuentro, a la hora de partido Maeda se inventó el empate. Había perdonado antes el Brujas, con sendas ocasiones, frenado por una magnífica parada de Schmeichel a De Cuyper y un remate alto de Skov Olsen, cuando, de repente, el internacional japonés colocó su derechazo sin demasiado ángulo en el otro poste. Golpeó al palo y fue hacia dentro. La respuesta de Jutglà, con gol, fue invalidada por fuera de juego.
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