El delantero brasilero publicó un comunicado a través de su cuenta oficial tras ser expulsado en el último compromiso entre PSG y Olympique de Marsella.
El último domingo Paris Saint Germain y Olympique de Marsella disputaron un encuentro bastante intenso que culminó con varias trifulcas y cinco expulsados. Entre ellos, el que llamó más atención fue Neymar Jr, quien fue expulsado por agredir a Álvaro González y luego, como justificación, indicó que el defensa español fue racista.
Horas después de culminado el encuentro, Neymar reveló cuáles fueron los motivos que lo llevaron a actuar así e indicó que no se arrepentía de nada, pero sí de no haberle "pegado en la cara". Este lunes, mucho menos ofuscado, decidió escribir un extenso y reflexivo comunicado sobre lo que sucedió.
"Ayer me rebelé, me castigaron con tarjeta roja porque le pegué a alguien que me ofendió. Pensé que no podía marcharme sin hacer algo porque me di cuenta que los responsables no harían nada", empezó escribiendo el delantero brasilero.
En tanto al tema de fondo, sostuvo: "Los prejuicios y la intolerancia son inaceptables. Soy negro, hijo de negro, nieto y bisnieto de negro. Estoy orgulloso y no me veo diferente a nadie".
En otro párrado agregó: "¿Debería haberlo ignorado? Aún no lo sé. Hoy, con la cabeza fría, digo que sí, pero en su debido momento mis compañeros y yo pedimos ayuda a los árbitros y nos ignoraron. Este es el punto".
En tanto a la trifulca directa que tuvo con Álvaro González, indicó: "El tipo era un tonto, yo también lo fui por haberle pegado. Aún hoy tengo el privilegio de mantener la cabeza en alto, pero todos debemos reflexionar que no todos los negros y blancos pueden estar en la misma condición. No hay elección en el color de piel. Ante Dios todos somos iguales".
En tanto al compromiso que Paris Saint Germain terminó perdiendo por 1-0, agregó: "Ayer perdí en el juego y me faltó sabiduría. Estar en el centro de esta situación o ignorar un acto racista no ayudará".
Carta completa de Neymar:
Ayer me rebelé, me castigaron con tarjeta roja porque le pegué a alguien que me ofendió. Pensé que no podía marcharme sin hacer algo porque me di cuenta que los responsables no harían nada, no se darían cuenta o lo ignorarían. Durante el partido, quise dar la respuesta como siempre: jugando al fútbol. Los hechos demuestran que no lo logré, me rebelé.
En nuestro deporte, las agresiones, los insultos, las malas palabras son parte del juego. No puedes ser cariñoso en la disputa. Entiendo esto. Es parte del juego. Pero los prejuicios y la intolerancia son inaceptables. Soy negro, hijo de negro, nieto y bisnieto de negro. Estoy orgulloso y no me veo diferente a nadie. Ayer quería que los responsables del juego (árbitro, asistentes) se posicionaran con imparcialidad y entendieran que no debe existir esa actitud prejuiciosa.
Reflexionando y viendo tanta repercusión por lo sucedido, me entristece el sentimiento de odio que podemos provocar cuando en el fragor del momento nos rebelamos. ¿Debería haberlo ignorado? Aún no lo sé... Hoy, con la cabeza fría, digo que sí, pero en su debido tiempo mis compañeros y yo pedimos ayuda a los árbitros y nos ignoraron. ¡Este es el punto!
Quienes estamos involucrados en el entretenimiento necesitamos reflexionar. Una acción provocó una reacción y llegó a donde llegó. Acepto mi castigo porque debería haber seguido el camino del fair play. Espero, en cambio, que el zaguero (Álvaro González) también sea sancionado.
El racismo existe, pero tenemos que detenerlo. ¡No más, suficiente! El tipo era un tonto, yo también lo era por haberle pegado... Aún hoy tengo el privilegio de mantener la cabeza en alto, pero todos debemos reflexionar que no todos los negros y los blancos pueden estar en la misma condición. El daño del enfrentamiento puede ser desastroso para ambos bandos, sean negros o blancos. No quiero y no podemos mezclar las cosas. No hay elección en el color de piel. Ante Dios todos somos iguales.
Ayer perdí en el juego y me faltó sabiduría... Estar en el centro de esta situación o ignorar un acto racista no ayudará, lo sé. Pero pacificar este movimiento “antirracismo” es nuestra obligación para que los menos privilegiados reciban naturalmente su defensa. Nos volveremos a encontrar y será a mi manera, jugando al fútbol... ¡Quédate en paz! ¡Quédate en paz! Sabes lo que dijiste... ¡Sé lo que hice! ¡Más amor por el mundo!
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