Eduardo Alves da Silva y Jorge Sammir Cruz Campos, ambos brasileños de nacimiento pero croatas de corazón, esperan enmudecer este jueves la Arena de Sao Paulo.
"Mi sangre es brasileña, pero mi corazón, ahora, es croata". Eduardo no pudo decirlo más claro. El jueves, como su colega Sammir, otro brasileño que viste el rojo y el blanco de Croacia, librarán dos batallas, contra el anfitrión Brasil y contra ellos mismos.
"Creo que puedo decirlo: mi sangre es brasileña, pero mi corazón, ahora, es croata. Es un momento difícil. Si tuviese la oportunidad de cantar los dos himnos. Creo que estaré dividido", refrendó Eduardo Alves da Silva.
La baja por sanción del fornido Mario Mandzukic, ariete del Bayern Munich, le abre las puertas de la titularidad o al menos le brinda grandes posibilidades de sumar minutos en el Arena Corinthians.
Otro jugador de la selección croata en una encrucijada se llama a Jorge Sammir Cruz Campos, nacido en 1987 en Itabuna (Estado de Bahía) y actual futbolista del Getafe de España.
El medio ofensivo formado en el Atlético Mineiro y el Atlético Paranaense siguió las huellas de Eduardo y fichó por el Dinamo de Zagreb con 20 años.
A pesar de haber representado a Brasil en las categorías inferiores hasta los 19, a su llegada a Europa dejó de ser llamado por su país de origen.
Ante Brasil, sin embargo, tendrá complicado entrar en el once. Le tapan dos de las estrellas de la selección, Luka Modric e Ivan Rakitic. Pero el seleccionador Niko Kovac podría contar con él para desatascar la segunda parte.
EFE
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